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Prostitución, trata de personas y pederastía

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VANESSA BARDÁN PUENTE

La prostitución y la venta sexual del cuerpo de la mujer, constituye una actividad perpetua a lo largo del tiempo, desde la antigua Roma ha sido un oficio demandado.

La historia, que ha estado en manos de los hombres, convirtió la prostitución en un oficio a su servicio, alimentándola de fantasías e irrealidades sobre la sexualidad femenina, la realidad es que, la mayoría de las prostitutas han sido víctimas de la pobreza o bien de alguna situación de desarraigo familiar, han quedado en un estado de indefensión que las arroja a la prostitución como única salida.

La prostitución no siempre tiene un final feliz como el que nos ha hecho creer la película de Pretty Woman, eso es algo que está bien alejado de la realidad. En el mundo de la prostitución es donde se plasma con mayor crudeza la miseria y el maltrato. En este colectivo el índice de suicidios y de muertes violentas es 40 veces mayor que en el resto de la población femenina. Por si fuera poco, depresión síndrome de estrés postraumático, enfermedades venéreas infecciosas y el cáncer derivado por contagio del papiloma humano, acercan a estas mujeres a muertes precoces tras vidas marcadas por el sufrimiento.

La prostitución un sido el pecado "tolerado", una actividad condenada por la moral, pero permitida por el estado y los poderosos, este jugoso negocio privilegia casi de manera exclusiva a los hombres. Se dice que los hombres no pagan por sexo, pagan por ejercer control, dominación y poder, sobre la mujer, para algunos es una forma de gastar su tiempo libre y divertirse al final de la noche, creen que pueden hacer lo que quieran, que para eso pagan.

Pagan sexo quizá por su incapacidad para encontrar pareja, experimentar algo diferente o por su insatisfacción sexual, quizá Intentan ligar sin éxito, así que para satisfacer sus necesidades físicas, pasan a la prostitución.

Hay que poner el foco en por qué un hombre consume prostitución, no solo van a consumir sexo, sino a suplir sus carencias emocionales y su necesidad de sentirse superiores, el sexo para esos hombres no es el fin, es un medio para superar esas carencias.

Hay personas que se dan un capricho al comprar una ropa de marca, otras gastan parte de su sueldo en el placer de disfrutar con gente diferente que les permita explotar o probar una sexualidad distinta sin la necesidad de conexión emocional.

La masculinidad tóxica y la falta empatía y de conciencia social, les da vía libre para cumplir sus deseos, las prostitutas son solo un instrumento de placer. El consumo de la pornografía en una sociedad en la que se ha impuesto el "quiero algo y lo quiero ya" contribuye a ejercer este tipo de violencia, tristemente solo el 34% de los hombres reconocen que consumir prostitución es una forma de violencia contra la mujer.

Un 28,6% considera que son prostitutas porque les gusta y un 48,4%, porque así obtienen dinero para lujos o extras. La mayoría no perciben que las mujeres que se acuestan con ellos por dinero quizá estén obligadas, o forzadas. La prostitución forzada es un término utilizado para referirse al tráfico de seres humanos con fines de explotación sexual. La prostitución y la trata van muy unidas y no se pueden separar las dos cosas.

El tráfico de personas es un grave delito y una grave violación de los derechos humanos. Cada año, miles de hombres, mujeres y niños caen en las manos de traficantes. Prácticamente todos los países del mundo están afectados por el tráfico, ya sea como país de origen, tránsito o destino de las víctimas. La trata de personas es un problema mundial y uno de los delitos más vergonzosos que existen, ya que priva de su dignidad a millones de personas.

Los tratantes ven a sus víctimas como mercancías sin tener en cuenta su dignidad y derechos humanos, es una de las grandes organizaciones delictivas que obtienen mayores ingresos.

Por cada 10 víctimas detectadas en el mundo, cinco son mujeres adultas y dos son niñas. En los últimos 15 años, el número de niños y niñas víctimas de trata se ha triplicado. Se considera pederastia aquella situación en la que un menor sufre un abuso sexual por parte de un adulto. El trastorno pedófilo se caracteriza por la presencia de fantasías, impulsos o comportamientos sexualmente excitantes recurrentes e intensos relacionados con los niños. Debemos hablarlo, sensibilizarnos y dirigir así la atención hacia quienes pueden marcar la diferencia en términos de cambio de políticas y gestión de recursos para reforzar las medidas de prevención, aumentar el apoyo a los supervivientes y acabar con la impunidad. Así como promover campañas de concienciación dirigidas a los hombres que consumen prostitución para que sepan identificar situaciones de trata y puedan denunciar ante la Policía. La educación es fundamental para luchar contra esa práctica. Sin demanda no hay oferta, si hombres y mujeres nos educamos, la demanda será minoritaria. La prostitución deshumaniza a la mujer, sin empatía resulta imposible mirar la tristeza de quienes sufren la trata y la insensibilidad de aquellos que compran y venden a otros seres humanos. Hombres: ¿dejarían de pedir sus servicios si supiesen que esa mujer está siendo explotada? Consumir prostitución, es un tipo de violencia de género, la pederastia es un trastorno escandaloso en el cual cientos de religiosos católicos se han visto implicados la mayoría sin una investigación de los hechos. Si conoces algún caso, sea quien sea ¡denuncia!. y aquí la gran pregunta es ¿cómo volvemos a activar la empatía en el ser humano?

Escrito en: CARIÑOTERAPIA prostitución, trata, mujeres, víctimas

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