
Tepochhuhueco: La Leyenda
En la mayoría de las ciudades y poblados de la república mexicana se tienen leyendas que tienen que ver con la hipertrofia del ego humano y que por ende representa y amerita hablar del "Diablo" como entidad regulatoria punible de la conducta de especie.
Las leyendas suponen antes que nada una verdad anecdótica escondida en el tiempo que contienen cierta verdad, y a su vez un tanto de mito como haya sido o no tergiversada la transmisión oral o escrita de su hecho.
En el Estado de Morelos y concretamente en el municipio de Cuernavaca, prevalece la leyenda del callejón del diablo que halla su origen en la conquista española siendo protagonista de la misma Hernán Cortés en el siglo XVI.
El romanticismo que cubre la historia tiene que ver con los indígenas tlahuicas de la región que sin credo judeo -cristiano o católico tenían por concepto de "maligno" aquel sujeto que contiene toda la experiencia y luce joven, el hombre que viejo aparenta juventud :"Telpochhuhueco".


Narra la memoria viva del pueblo que en 1521 cuando el conquistador fue asediado por los autóctonos del lugar hubo de lograr un escape increíble a la mirada impresionada de los que estuvieron, pues Hernán a galope de su caballo "rucio" pudo sortear la batalla saltando una barranca imposible por su relieve y distancia; los testigos quedaron sorprendidos ante tal astucia, adjudicando la hazaña a un poder extraordinario que lo salvó de la muerte. En la actualidad existe un puente colonial en el lugar de los hechos que comunica el centro de la ciudad con colonias periféricas del primer cuadro, las sensaciones de todos los que hemos cruzado por allí son similares y hablan de sonidos sombríos desde las profundidades de la barranca, gemidos, gritos, voces, ruidos que con la caída y curso de agua emulan dimensiones de inframundo y misterios que ningún conocimiento podría dar cuenta.
Es común escuchar alrededor del país y otros lugares de la orbe un sinnúmero de historias que hablan del enigma de percepciones diversas que por mentalidad, educación y formación no obstante se asemejan en similitud por patrones repetidos de apariciones o fuerzas maléficas que complementan las posturas sobre la naturaleza que nos consiste y nos significa el constructo maniqueísta del mundo que habitamos.
La necesidad que se tiene por dar respaldo teórico a la existencia humana nos dice de una capacidad inefable e ineludible que por unicidad de origen nos diferencia de un extenso reino animal y que además nos ubica como autogestores del hecho, de la fantasía, de la narrativa como tal , de las cosmogonías y religiones que sustentan, consuelan y dan sentido tanto a la alegría como al dolor humano.

