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2024, año histórico

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JESÚS MENA VÁZQUEZ

Está por terminar un año histórico para México en términos políticos. Una de las pocas notas positivas de este año histórico es que, con la primera mujer Presidenta, para las mujeres se rompió el techo de cristal que significaba la Presidencia de la República. Sin embargo, el año 2024 pasará a la historia como el año en que se consolidó un régimen político de tinte autoritario y populista que conforme pasa el tiempo muestra su esencia de manera más diáfana. La forma en que se procesó en el legislativo la reforma al Poder Judicial y la desaparición de los órganos autónomos ilustra de manera clara las formas políticas del nuevo régimen.

Parte del "éxito" de la narrativa en las dictaduras civiles o militares, de derecha o de izquierda, además de la censura a medios de información independientes, de la violación de derechos humanos y del uso de la milicia para mantenerse en el poder, es desarrollar una narrativa para construir "enemigos" ante los cuáles el pueblo se ponga del lado de su gobierno.

En el régimen político que se está consolidando a partir de los cambios constitucionales que ha realizado con la mayoría legislativa que tiene en el Congreso de la Unión, se pueden comenzar a detectar este tipo de narrativas, que pueden ir avanzando hacia la narrativa que cualquier régimen autoritario o dictadura utiliza de manera cotidiana para ocultar o disfrazar la realidad.

Los ejemplos de este tipo de narrativa, que busca unir a los mexicanos detrás de su gobierno, están a la vista en las reformas constitucionales que se acaban de aprobar: en el caso del Poder Judicial y de los órganos constitucionales autónomos, se trata de élites corruptas que no responden a los intereses del pueblo, sino a la élite económica del país. El otro lado de la moneda no existe en la narrativa del régimen: la farsa en que se convertirá la elección judicial; la subordinación de los impartidores de justicia que resulten electos al poder económico y político de quienes los apoyen a "ganar" la elección y con esto la pérdida de la independencia judicial, pilar de cualquier sistema político que se pueda considerar democrático. De todos estos "pequeños" detalles que el "pueblo sabio" resolverá y dará cátedra al mundo, es mejor no hablar ahora, para el régimen no vale la pena perder el tiempo en nimiedades. Después de algunos años, cuando no exista ningún amparo ganado al gobierno por algún caso que sea de su interés (por ejemplo, las obras prioritarias del sexenio anterior) aún violando procedimientos establecidos en la ley o los derechos humanos que se supone protege la Constitución, entonces -cínicamente- la narrativa del régimen cambiará para proclamar a los cuatro vientos a que los Jueces, Magistrados y Ministros, electos por el pueblo están del lado del pueblo. En el caso de los órganos constitucionales autónomos la narrativa es exactamente la misma. Del hecho que su desaparición implique que los ciudadanos tengamos que pedir al gobierno que sea juez y parte para decidir si el mismo gobierno está violando derechos humanos, mejor no hablamos. Cuando no sea posible saber la forma en que se gastó el dinero público porque el gobierno no tiene la voluntad de transparentarlo, la narrativa gubernamental cambiara -cínicamente- para proclamar su autoridad moral y gastar el dinero producto de nuestro trabajo, traducido en impuestos, de la manera en que le venga en gana y no perder el tiempo en nimiedades como la transparencia o en argumentar porqué se gastó el dinero destinado, por ejemplo, a cuidar la salud de los mexicanos (desde la falta de medicamente para niñas y niños con cáncer hasta la falta de equipo médico e insumos básicos en hospitales públicos) en las obras faraónicas impulsadas por un gobernante.

El año que termina pasará a la historia como el año en que se consolidó un régimen político que destruyó lo construido en cuatro décadas de negociaciones políticas entre el régimen priista y la oposición para descentralizar el poder político, para en sólo seis años reconcentrar el poder político en una sola persona, retrocediendo políticamente seis décadas al México en la que una persona decidía por un país.

En esta fecha se cumple un año más de esta columna. Como cada aniversario deseo agradecer al personal del mejor periódico de nuestro estado, El Siglo de Durango, encabezados por el Lic. Jorge Pérez Arellano por su confianza y por permitirme expresar mis opiniones sin cortapisas. Agradezco a todas y todos los lectores de El Siglo de Durango por permitirme llegar a sus hogares y compartir, al igual que mis compañeros de las páginas editoriales, nuestros puntos de vista, esperando que le sirvan para formarse un criterio propio.

A usted y su familia, estimado (a) lector (a) le deseo sinceramente que el año 2025 comience de la mejor manera, con salud, prosperidad y deseando que todos sus proyectos se hagan realidad.

X: @jesusmenav

Escrito en: OPINIÓN EDITORIALES narrativa, régimen, político, gobierno

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