Acusar de corrupción
En el debate de candidatos al gobierno de la Ciudad de México de este 12 de mayo salieron a relucir nuevamente acusaciones de corrupción. Santiago Taboada y Clara Brugada se pelearon entre sí para ver quién es realmente la cabeza del "cártel inmobiliario". En el último debate entre candidatos a la Presidencia, también Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez se descalificaron mutuamente. El presidente López Obrador lanza acusaciones de corrupción un día sí y otro también contra quien piense distinto, al tiempo que saca el pañuelo blanco y afirma: "Ya no hay corrupción, aunque les dé coraje a los 'conservas'", porque "Nosotros no somos iguales".
Acusar al adversario de corrupción no es un recurso nuevo en política. En el 64 a.C., el general Quinto Tulio Cicerón escribió una carta a su hermano mayor, Marco Tulio Cicerón, en su campaña para ser electo cónsul de Roma, con consejos para lograr su objetivo. Entre otras cosas le recomendaba: "Haz que contra tus adversarios surja alguna sospecha. de perversión, de corrupción o de despilfarro". Las campañas sucias son tan viejas como las elecciones.
Sin embargo, el problema con las acusaciones de corrupción, sobre todo cuando no van acompañadas de pruebas, es que son respondidas de la misma forma. Si Clara Brugada afirma que Santiago Taboada es el jefe del cártel inmobiliario, este responde que los verdaderos líderes de esta supuesta organización criminal son ella y el presidente. Si López Obrador afirma que Felipe Calderón fue un aliado del narco, la respuesta es una etiqueta en redes que lo acusa a él de ser un narcopresidente. Al final, a la gente común y corriente solo le queda la idea de que todos los políticos son corruptos, y es una pena, porque no es cierto: muchos son honestos y, de hecho, realizan esfuerzos importantes para combatir la corrupción.
López Obrador hizo campaña durante años acusando de corrupción a quienes estaban en el gobierno. No solo eso, sino que afirmaba que en la corrupción estaba siempre involucrado el primer mandatario. El 3 de septiembre de 2019 declaró: "Los negocios que se hacían al amparo del poder público llevaban el visto bueno de los presidentes. Nada de que el presidente no sabía, nada de que el presidente no estaba enterado Este es un sistema político presidencialista. El presidente se entera de todo, o sea, ya basta de hipocresía, de estar engañando".
La afirmación de que la corrupción ha desaparecido por el simple hecho de que él ya es presidente es patentemente falsa. o quizá él no se entera de todo. Los casos de presunta corrupción se acumulan uno detrás de otro. El saqueo de Segalmex, reportado por Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, la organización que preside María Amparo Casar, es solo uno de muchos casos que se han encontrado en este gobierno. Sin embargo, AMLO, en lugar de aprovechar el trabajo de esta organización y de muchos periodistas de investigación, lo que le habría permitido realmente atacar este mal endémico, ha preferido aferrarse a la idea de que la corrupción es una cosa del pasado.
Ni todos los políticos son corruptos ni la corrupción se ha desvanecido por arte de magia. México sigue teniendo un serio problema. Este puede combatirse con mayor transparencia en el gasto, pero López Obrador ha optado por promover una opacidad creciente; también puede ayudar el trabajo de periodistas de investigación, pero AMLO ha preferido acusarlos de corruptos por trabajar contra la corrupción. Un presidente que dice estar buscando quedar en la historia de nuestro país como uno de los mejores de la historia parece empeñado en manchar su propio legado.
USAR INSTITUCIONES
El 24 de abril de 2005, después del voto de desafuero, AMLO encabezó una marcha y un mitin en el que dijo: "El presidente no puede utilizar las instituciones de manera facciosa para ayudar a sus amigos ni para destruir a sus adversarios". Estuve de acuerdo y lo sigo estando. Por eso me parece tan inaceptable que use la fuerza del Estado para destruir a Amparo Casar.
www.sergiosarmiento.com