Calentamiento global, causa de causas
Sin duda, a esta generación actual nos tocó el gran reto de actuar y encontrar las soluciones para enfrentar la gran crisis climática que nosotros mismos provocamos en tan solo 80 años y que está presente con notoriedad desde inicios de este nuevo siglo, haciendo sentir sus efectos de manera progresiva año con año acercándonos mas rápida y peligrosamente al tope de incremento de la temperatura global de 1.5 grados que los expertos en cambio climático han señalado como el umbral de lo controlable para la sobrevivencia humana.
Hasta ahorita, los países mas poderosos del planeta que, en el acuerdo de Paris en diciembre de 2015, se comprometieron a limitar el calentamiento global disminuyendo sus emisiones de efecto invernadero para mantenerlo muy por debajo de los 1.5 grados en comparación a los niveles preindustriales y lograr un planeta con clima neutro para mediados de siglo, haciendo evaluaciones cada 5 años, no cumplieron sus metas del 2020, y continúan siendo grandes emisores con la quema mayoritaria de combustibles fósiles.
Y aunque en los últimos años se observan soluciones de producción industrial o manejo de elementos diversos con bajas o cero emisiones en los sectores económicos como el de energía y transporte en cada vez mas países, ciudades y empresas, y que ya representan una disminución en el 25% de las emisiones de carbono, en la realidad es que los esfuerzos no han sido lo suficientemente grandes para dejar de enviar a la atmósfera los gases que siguen incrementando la temperatura promedio mundial.
A ese ritmo, se estima que para el año 2030 las soluciones de cero emisiones de los diferentes sectores productivos alcancen a disminuir en un 70% las emisiones actuales; sin embargo, a estas alturas lo que parece irreversible es la intensidad y frecuencia de las olas de calor. Los últimos 8 años han sido los más cálidos registrados desde 1880, según la Organización Meteorológica Mundial, OMM, y predice que hay 20% de probabilidad de que el aumento de las temperaturas supere temporalmente los temidos 1.5 grados a partir de este año 2024.
Grave verdaderamente, mala noticia y nada incierta, lo estamos experimentando en nuestro país con el pronóstico actual de la Conagua. Después de tener una intensa sequia en diferentes grados por cuatro años consecutivos en mas de la mitad del territorio, desde hace algunos días ya hay avisos de lluvia afortunadamente en el sureste y la parte centro del país; sin embargo, los estados del noroeste y la mesa del norte seguirán sin lluvia pues se disipó la formación del posible primer huracán del Pacífico.
En cuanto a las temperaturas, los anticiclones en niveles medios de la atmósfera nos siguen suministrando olas de calor al final de la primavera e inicio del verano, con rangos de temperatura que llegan a superar los 45 grados en diversas zonas del país, particularmente donde se tienen los mayores efectos desastrosos de la sequia, Durango, Sinaloa, Sonora, Chihuahua en la mesa del norte y en el litoral del Pacífico. Y a eso hay que agregarle la variación solar, que ha producido desprendimientos recientes de energía calorífica y electromagnética del sol sobre la Tierra.
Estamos en medio de una severa crisis climática mundial, porque no solo en nuestro país tenemos presas, lagos, cauces y cuerpos de agua secos, ni este nivel elevado de temperaturas o incluso mayores; también en España y otros países europeos están sufriendo la falta de agua incluso para lo más elemental o teniendo serias restricciones en su uso. Alemania también está sufriendo por ello. Quién iba a pensarlo cuando han sido ejemplo de conservación de la naturaleza.
Todo por el calentamiento global y el acercamiento acelerado hacia los niveles de la temperatura indeseable que desde ya provocan océanos más cálidos, derretimiento de los polos e incremento del nivel del mar, fenómenos meteorológicos más destructivos, sequias más largas, frecuentes e intensas, incendios forestales y pérdida de masa arbórea atrayente de las lluvias, cambio de uso de suelo forestal y, paradójicamente, disminución en la producción agrícola, agotamiento de acuíferos por sobreexplotación y falta de infiltración, evaporación y consumo más rápido del agua superficial, están acentuando el cambio climático.
Somos más de 8 mil millones de habitantes en el planeta. Crecimos casi 2 mil millones en los últimos 24 años; para el año 2050 que ya no está tan lejos, aunque difícilmente llegaremos muchos de quienes leemos este artículo, habrá casi 10 mil millones de seres humanos en un espacio que es el mismo que hemos tenido siempre. Sin embargo, la disponibilidad de agua y alimentos van a la baja cada año con la variación climática.
Pero, ¿qué hay que hacer para detener el deterioro y tener un mejor planeta? Primero, conciencia de la situación y momento en que nos encontramos; después, planear y, sobre todo, actuar responsablemente!, y transmitir a las nuevas generaciones la lección y no solo que la aprendan sino que la dominen y la hagan hábito de vida.
Respetar la naturaleza como una forma de respetarnos a nosotros mismos y lo que ello implica. No contaminar, no destruir, regenerar, reestablecer y disfrutar garantizando la sustentabilidad y otra, involucrarse en la vida pública y exigir a las autoridades en la materia y tomadores de decisiones que hagan lo correspondiente.
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