Enero de nuevos comienzos...

El 1 de enero es el día que marca el inicio del año... Para los antiguos romanos, enero era importante porque era el mes consagrado al Dios Jano, el Dios de dos caras, el de los comienzos y los finales, de las transiciones.

Enero con sus días cortos, en los que el mundo está oscuro, está frío y nada crece, nos invita a mirar tanto hacia adelante como hacia atrás, es una especie de período de pausa y reflexión. Este primer mes del año, siempre está acompañado de una euforia inicial que nos hace ir a toda velocidad. Es el mes de las páginas en blanco y de las promesas por hacer, enero trae consigo la energía de los nuevos comienzos, por eso, si sabes aprovecharla es el momento ideal para comenzar a ponerte en marcha, en dirección a tus metas de Año Nuevo.

Sí, enero es un nuevo comienzo; nos genera dopamina empezar este nuevo capítulo, encontramos estimulante ese nuevo comienzo y los nuevos comienzos activan el circuito de recompensa que está en el cerebro y este segrega dopamina, conocida por ser un neurotransmisor de la felicidad, el placer y la relajación. Psicológicamente, el año nuevo nos ayuda a realizar un "reset" de nuestra mente, nuestras motivaciones y nuestros planes, en muchos casos la llegada del año nuevo nos permite olvidar los errores del pasado y crear la ilusión de que podemos empezar desde cero.

Algunas personas le llaman el mes de la salud, porque es cuando decidimos ir al gimnasio, empezar la "dieta", ir a terapia... en fin, todos esos propósitos para "arreglarnos" o "mejorar". Un nuevo capítulo siempre emociona y por tanto tenemos más energía para proponernos nuevas metas, cada comienzo de año supone también una bocanada de esperanzas por aquello que está por llegar, sea lo que sea. Partimos hacia una nueva aventura de duración determinada pero de recorrido impredecible.

El significado espiritual de enero está relacionado con estas ilusiones, los buenos propósitos se acumulan en el alma con la intención de renovarnos y mejorar nuestra felicidad. No obstante, debemos ser conscientes de que el año es muy largo y no debemos centrar todas las aspiraciones en el primer mes.

Tal vez nadie te lo haya dicho, pero todos los días tu defines tu futuro, no existe el domingo por la mañana que cambia tu vida, a veces los grandes cambios se dan un lunes a las 9:45 am cuando decides terminar algo, o que tal un jueves cuando decides agregar más agua y verduras a tu alimentación o salir a caminar aunque sea 15 min.

¿Cómo saber cuándo ocurrirá el cambio? No hay forma... Pero, este 2024, cuentas con otras 365 posibilidades y nuevas oportunidades. Recuerda que tu siembras tu año con tu sentir, con tu pensar, con tu caminar, con tu crear, con el movimiento de tu ser, así que ¡atento y consiente!

Tu éxito este año depende de las decisiones que tomes día con día, los cambios no vienen con el año nuevo, el cambio viene cundo tú decides que quieres cambiar, quizá en el mismo camino pero con una manera diferente de caminar, el año nuevo solo será nuevo si nos transformamos, de lo contrario solo será un cambio en el calendario. Inicia soñando en grande, convierte tus resoluciones en metas más pequeñas y define tú ¿para qué?

Tener claras las razones que hay detrás de tus objetivos será fundamental para no perder el entusiasmo en ningún momento. Establece tus prioridades y sobre todo ¡no olvides cuidar de ti! no te olvides de priorizar tu bienestar y cuidado personal. Cuidar de ti es fundamental para dar lo mejor de ti mismo/a y sobre todo, disfrutar el camino.

Si te preguntas ¿para que tanto cambio? Yo te diría: para revisar, reconsiderar, repasar, reacondicionar, recapacitar, rectificar, remediar o reformar. Y ahora sí, ¡comienza a avanzar! ¿te animas? ¡Feliz año 2024!