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Claudia y Omar

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SERGIO AGUAYO

La inseguridad es el reto mayor para la presidenta electa. En estas elecciones, por cierto, la delincuencia se apoderó de gobiernos municipales aprovechándose de una inquietante pasividad gubernamental.

El principal dilema para Claudia Sheinbaum lo explica Pablo Ferri en un reportaje publicado el 5 de mayo por El País. De acuerdo con un informante del equipo de campaña de la ahora presidenta "el tema de seguridad es lo que más le importa, pero el que menos quiere discutir en público, porque es el tema en el que tiene más conflicto con el presidente".

El párrafo anterior se entenderá mejor con las historias paralelas, pero diferenciadas, de siete presidentes y nueve jefes de gobierno capitalinos (cinco titulares y cuatro interinos). Los siete presidentes que hemos tenido desde 1982 han sido incapaces de frenar el crecimiento del crimen organizado. La izquierda capitalina, por el contrario, ha ido construyendo desde 1997 un modelo de seguridad capaz de salvaguardar a la capital de la criminalidad (este es el principal hallazgo de la investigación coordinada por Rodrigo Peña en el Seminario sobre Violencia y Paz de El Colmex).

La CDMX no es única. En este siglo el Yucatán panista y la Coahuila priista, entre otros gobiernos locales, han encontrado fórmulas para una seguridad perdurable. La conclusión es inevitable: mientras los presidentes han rendido malas cuentas, algunos gobernantes locales han tenido éxitos fortaleciendo, por ejemplo, a las policías locales y escuchando a la sociedad organizada.

Las individualidades pesan y eso me lleva a Omar García Harfuch, el secretario de seguridad capitalino que se ganó con resultados la confianza de la presidenta electa. Por sus antecedentes sería totalmente lógico que Harfuch fuera nombrado secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, una dependencia que la próxima presidenta piensa "robustecer … especialmente en sus áreas de inteligencia e investigación". La SSPC tiene otras atribuciones que a continuación realzo.

Una, fundamental, es la coordinación de las Mesas de Paz; los espacios creados en este sexenio para que funcionarios de diversos niveles se reúnan con frecuencia a discutir estrategias y armar operativos. Las Mesas son un método promisorio que requiere ajustes de diverso tipo.

En una investigación de próxima aparición, Dulce Torres y Giselle Delgadillo, investigadoras del Seminario sobre Violencia y Paz de El Colmex, concluyen que hay "poca o nula relación entre la participación [física en esas Mesas] y la disminución de la incidencia delictiva en los estados". En el trasfondo está el desigual compromiso de los gobernadores con el combate a la delincuencia.

Lo ejemplifico con la asistencia física a ellas. Durante diez meses de 2021, Sheinbaum asistió en persona al 98 por ciento de las reuniones. En cambio, el gobernador de Yucatán, Mauricio Vila, solo estuvo físicamente en el 18 por ciento de las ocasiones. Pese a ello, Yucatán tiene menos homicidios por cada 100 mil habitantes que la capital. ¿Importa la presencia física de los gobernadores en todas las reuniones?

Un reto mucho más complejo lo plantean las fuerzas armadas porque tienen el monopolio del combate federal al crimen organizado. Dado que la Guardia Nacional, la Sedena y Marina seguirán siendo los únicos instrumentos de fuerza federal, es indispensable entender por qué no han dado resultados equivalentes a los recursos que han recibido. ¿Están siendo distraídos por funciones en la administración pública que no les competen?

Están, finalmente, los programas sociales pensados para atender las causas de la violencia. Coincido con Carlos Pérez Ricart (columna en Reforma, 28 de abril de 2024) en la viabilidad de incorporar al programa federal Jóvenes Construyendo el Futuro las metodologías utilizadas en proyectos capitalinos como Barrio Adentro que atendió a menores de edad en los 127 polígonos más conflictivos de la CDMX.

Dejo para otra ocasión la relevancia de la participación social, la relación con Estados Unidos y otros temas. Cuando Claudia Sheinbaum tome posesión como presidenta tendrá que asignar prioridades. A la seguridad en carreteras le dedicarán mucho tiempo porque es una exigencia empresarial, ¿por qué no también evitan que los criminales gobiernen los municipios capturados en las pasadas elecciones?

@sergioaguayo

Colaboró Erick Morales

Escrito en: OPINIÓN EDITORIALES seguridad, presidenta, tiene, Sheinbaum

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