De convicciones y calzones
En días recientes hemos sido testigos de preocupantes bandazos ideológicos de nuestros políticos, tanto a nivel nacional como local. La reforma al poder judicial y la adscripción de la Guardia Nacional a la Sedena, medidas que en los hechos constituyen la disolución de la autonomía de uno de los tres Poderes de la Unión y la inminente militarización del país. La palabra empeñada, la moral política, la honestidad intelectual y las convicciones fueron relegadas a un segundo plano con tal de darle un regalo de despedida al presidente que se despide amurallado en Palacio Nacional.
"Yo no me volteo ni en la cama". La frase la hizo famosa el empresario y político lagunero de feliz memoria, don Carlos Herrera Araluce. Esa frase entraña la importancia que tiene el valor de las convicciones en un ser humano y con mayor razón en un político.
Al conocerse el apabullante triunfo de Morena en las elecciones del pasado mes de julio, en donde se eligió presidenta de México, además de la renovación del Congreso y de la Cámara de Senadores, se vislumbraba un panorama complicada de regresar a los tiempos de un partido único. Luego vino la sobrerrepresentación legislativa avalada por el INE y el Tribunal Electoral. Estaba todo listo para que la aplanadora morenista hiciera avanzar todas las iniciativas que enviara el Ejecutivo, aplastando a la raquítica representación opositora.
Aún así, existía la posibilidad aritmética de que el Senado pudiera constituirse como un dique para frenar los caprichos presidenciales al faltarle al partido oficial un voto para tener la mayoría calificada. Pero, ya conocemos la historia: ayudándose de tácticas gangsteriles el oficialismo "convenció" a un senador panista, Miguel Ángel Yunes Márquez, quien traicionó al frente opositor. Adicionalmente, 44 diputados locales de oposición votaron a favor de la reforma, se abstuvieron o se ausentaron en las sesiones parlamentarias en sus respectivos estados. Entre ellos hay que contar los siete diputados priístas de Durango.
Para el tema de la Guardia Nacional, lo que sorprendió que las figuras más prominentes de Morena, empezando por su líder, López Obrador, hayan empujado esa reforma que, lejos de regresar a los militares a sus cuarteles, marcan la militarización de nuestro país. Solo hay que ver posteos o declaraciones de hace seis años o más de AMLO y otros referentes morenistas. Todos condenando la posibilidad de que se militarizara el país. Siendo de izquierda todos ellos y que, con razón, han condenado toda su vida episodios como la matanza de estudiantes de 1968, el Jueves de Corpus de 1971, la Guerra Sucia de los setenta. Todas ellas, atrocidades cometidas con la participación directa del "pueblo uniformado", ahora retroceden y de manera acrítica obedecen a su líder sin el mayor empacho.
De nuestros "Yunes" duranguenses está de más decir cuál fue el sentido de su voto. Deben de recordar que no fue poca la gente que les dio su voto en las urnas y quienes lo hicieron fue por no estar de acuerdo con la 4T. Ojalá y traten de no seguir decepcionando a quien los eligió. Han decidido colocarse en el lado equivocado de la historia.
Las convicciones no se cambian. Ni que fueran calzones.