El infierno de todos tan temido
Entre calamidades que han dejado fenómenos naturales, como la sequía, o la escasez de agua, hay que agregar sucesos que deberían de encender las alarmas en nuestra ciudad y en nuestro estado por el grado de descomposición social que se ha evidenciado en años recientes. Hace falta comprometernos como sociedad para contribuir a la cultura del cuidado del medio ambiente y el inculcar valores desde casa a las nuevas generaciones, y a nuestras autoridades para que generen políticas públicas que coadyuven a modificar esta inercia perniciosa.
El otro día, haciendo zapping, me topé con una peli mexicana. Aunque la vi ya empezada, lo que más me llamó la atención, más allá de las actuaciones de Manuel Ojeda y Diana Bracho, fue su título: "El infierno de todos tan temido (Sergio Olhovich, 1981)", basada en la novela homónima de Luis Carrión Beltrán, el que me motivó a reflexionar sobre acontecimientos de las últimas semanas.
Hace unos días inició con todo la temporada de calor en nuestra ciudad. Las altas temperaturas, además de las incomodidades que traen consigo, no dejan de ser un recordatorio del cambio climático y, por consiguiente, de lo que contribuimos en acelerar el calentamiento global. Aunado a esto, se presentó lo impensado en esta nuestra "callada y tranquila ciudad colonial": tuvimos varios días consecutivos en los que se midió una mala calidad en el aire. Al no ser una ciudad eminentemente industrial no es difícil suponer que, además de la contaminación de los vehículos, el humo de las ladrilleras es el principal factor que ocasiona esta situación.
También fuimos testigos de cómo fueron envenenados 30 perros en las inmediaciones del Club Campestre, en donde además se atentó en contra de la fauna silvestre como ardillas, tlacuaches, conejos, serpientes y algunas aves. Hablando de casos de crueldad animal, hay que recordar además que en Guanaceví, el año pasado, se mataron a 100 perros y en marzo del año en curso, en una sola noche, se envenenaron a 90 mascotas, entre perros y gatos, en ese mismo municipio.
Para completar este apocalíptico cuadro, digno de película de M. Night Shyamalan, el tema de suicidios y feminicidios no cesa en Durango. El primero es quizá el primer problema de salud pública de nuestra entidad. En el año 2023 se presentaron 166 casos, lo que nos ubicó como la entidad número 16 en el país. Este año, al mes de marzo, ya se han presentado 26 casos. No han sido suficientes los esfuerzos de parte de nuestras autoridades para hacer frente a esta problemática.
Por lo que toca al tema de los feminicidios, desde el año 2018 tenemos una alerta de violencia de género en 16 municipios de nuestra entidad, incluida nuestra ciudad capital y al mes de marzo del año en curso solo se ha solventado una de las 27 observaciones que señaló la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim) en aquel entonces. En el 2023 se presentaron 17 casos y en lo que van del año se han presentado 9.
Todos los casos, desde luego, son lamentables, pero dos en particular han calado hondo entre la comunidad: el de la pequeña Madeleine, de tan solo dos años de edad, quien fue victima de su madre y su padrastro, y el de Eva Liliana (Lili), empleada de una tienda departamental, de 35 años, que fue asesinada por un joven de 20 años. Crímenes que nos conmocionaron a los duranguenses.
Todo esto nos debe de mover a la reflexión y a tomar cartas en el asunto. A nosotros, como sociedad, el involucrarnos de manera directa en la concientización del cuidado al medio ambiente y de inculcar valores en nuestro núcleo familiar, haciendo énfasis en el tema del respeto a nuestras mujeres y a la equidad de género. Al gobierno, en sus tres órdenes, a combatir con determinación temas de salud mental, de protección a la ciudadanía y no contribuir a la contaminación del medio ambiente (seguimos siendo una ciudad que permite el uso de bolsas de plástico).
No es justo que estemos heredando un lugar inhabitable, un infierno, a nuestros hijos. Empecemos desde hoy a cambiar la historia.
@ferramirezguz