
Daños visibles. El problema es que invaden propiedad privada, rayan y manchan paredes limpias.
Hay una enorme diferencia entre el arte urbano con graffiti y el vandalismo a través de "rayas" con aerosol. Es precisamente este último el que domina en prácticamente toda la capital duranguense, incluyendo los alrededores del Centro Histórico.
En un recorrido rápido por las calles que rodean el principal cuadro capitalino, El Siglo de Durango logró captar distintas pintas, algunas con seudónimos, frases, rayones sin sentido o palabras complejas de entender.
El propietario de un local sobre calle Constitución, quien prefirió guardar el anonimato, no dudó en expresar su molestia y preocupación ante las "grafiteadas" que con frecuencia aparecen en la fachada de su negocio y en su camioneta de entregas.
"Ya me cansé de estar pintando una y otra vez", declaró. No dos ni tres, son muchas las veces que ha sido víctima de "grafiteros" que han dañado su patrimonio y, por más que renueva la pintura para mantener una imagen limpia del lugar y su vehículo ante sus clientes, la situación lo ha superado en paciencia y economía.
Aunque el daño a propiedad ajena puede ir desde multas hasta arresto de 36 horas y trabajo comunitario, tal parece que para los "grafiteros ilegales" se trata de una burla, pues el problema sigue.
Ante ello, vecinos de la Zona Centro piden que se tomen medidas más estrictas y que se incrementen los rondines de seguridad en el lugar.





