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Hablemos de comida

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VANESSA BARDÁN PUENTE

Si hay algo de lo que todos podemos hablar y nos gusta hablar es de la comida. Háblame de una comida que te recuerde a tu casa. ¿Qué solías comer cuando eras pequeño? ¿Hay en tu familia recetas que hayan pasado de generación en generación? ¿Hay alguna comida que te recuerde algo bonito? ¿Cómo describirías la comida de tu país? ¿Qué comida odias? ¿Por qué? Si solo pudieras comer lo mismo el resto de tu vida, ¿qué comerías? ¿Has hecho alguna vez dieta? ¿Cómo fue? ¿Qué crees que deberías hacer para mejorar tu alimentación? Háblame de algo que te encante pero que no es muy saludable.

¿Tienes algún tipo de alergia alimentaria? ¿Te gusta cocinar? ¿Qué es lo que mejor te sale? ¿Cuál es la comida más rara que has comido? ¿Te gustó? ¿Eres vegetariano o vegano? ¿Qué opinas sobre ello? ¿De qué país es tu gastronomía favorita? ¿Qué opinas sobre la frase "Eres lo que comes"? y así pudiéramos estar el día entero hablando de comida. La comida no es sólo una herramienta de supervivencia ya que nos aportan los nutrientes que el cuerpo necesita para llevar a cabo sus funciones adecuadamente, sino también un camino para buscar el placer. El acto de comer aunque se inicie en la boca, en realidad se paladea con el cerebro. El cerebro es el que recibe la información, la procesa, la almacena y la utiliza.

Una simple tarta de manzana se convierte para Freud en un increíble pastel edípico que te recuerda la relación con tu madre. La comida forma parte del individuo de manera única y muy personal, cada uno tiene una relación diferente con ella, ya que, es un conducto de sensaciones que remiten a emociones, a recuerdos y a vivencias propias. Cuando comemos, nuestro cerebro percibe el sabor a través todos los sentidos: la vista, el tacto, el oído, el gusto y el olfato. Recopila todas estas informaciones, añade recuerdos, situaciones vividas que acaban influyendo, inconscientemente en nosotros.

La comida nos vincula a todos... cocinar y compartir la comida con las personas que amamos guarda un profundo sentido espiritual pues teje un vínculo de vida, de valores e identidades entre quienes parten el pan y el vino, como lo hiciera Jesús en la Última Cena. Comer es parte importante de cualquier celebración, imagina una fiesta en donde todos tengan hambre o se queden con sed, simplemente sería un evento apagado, la comida y la interacción social van juntas.

La comida es cultura, forma parte de las tradiciones, de los rituales, de las creencias, de la memoria colectiva y de la cotidianeidad de un pueblo, de hecho, la comida es parte de lo que somos. Todos la necesitamos, dependemos de ella, sobrevivimos gracias a ella y nos aporta felicidad (especialmente aquellos alimentos ricos en carbohidratos, azúcar y grasas, pues desencadenan la liberación en el cerebro de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina). Si no lo has notado, cocinar tus propios alimentos es todo un ritual, porque la comida no solo está nutriendo tu cuerpo, si no también tu alma, por ello no es extraño que todos amemos la comida casera, pues lo que nos da, se deposita más allá de nuestro estómago.

El momento de cocinar nuestros platillos también es un momento especial y místico, porque dependiendo de la forma en que lo hagamos podremos dar alegría o pesar a quienes los coman. En primer lugar, al limpiar la comida, como la fruta, quedará libre de contaminantes también a un nivel energético.

Es vital que durante la preparación de los alimentos estemos tranquilos, sin estrés, nunca cocinar en un estado negativo porque todo se queda en lo que estamos haciendo. Tenemos que decirle a la comida qué es lo que queremos que nos aporte y pedir la energía buena que necesitemos.

De ahí que sea importante que cuando uno no sienta ganas de cocinar, no lo haga, porque es mucho el daño que se provoca, a los que recibirán lo que preparamos. Cocinar desde el punto de vista psicológico, es muy terapéutico porque se trata de dar y entregar cariño, es una forma de decir 'te quiero', los alimentos que cocinamos son expresión de nuestro interior. Cuando cocinamos para alguien, le cedemos una parte de nuestro cariño y de los sentimientos que albergamos.

Ya sea que estés preparando una rica pasta o un delicioso postre, tus palabras y sentimientos se transforman en ricos sabores, esto es una forma de expresar tu amor sin decir una sola palabra, es una forma de comunicar. Cocinar mejora la atención plena y la paciencia, aumenta la creatividad, nos ayuda a desconectarnos, a olvidar los problemas y a descansar la mente, nos permite meditar y descansar mientras los aromas que surgen nos despiertan emociones reconfortantes y relajantes.

Está en nuestras manos el aprender nuevas experiencias gratificantes para saborear la comida, para saborear la vida, el gran desafío es que la comida se vuelva una experiencia de placer, salud y vida, hay que gozar los sabores y conocer el efecto que hacen en nuestro cuerpo y nuestra salud. Ese es el trabajo de los chefs: conciliar la nutrición con el sabor.

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