¿Hambre o antojo? Estos son los 5 tipos de hambre
Sentir hambre es una de las sensaciones más normales del mundo, pero el que se presente a pocas horas de haber ingerido algún alimento sustancioso y constantemente, no es precisamente algo natural.
Existen distintos motivos o razones por las que se puede llegar a “sentir” hambre durante el día y no todos están bajo control.
Como casi todo en la vida, esto tiene una explicación, ya que esos pequeños antojos de “comer” entre horas no son porque sí, de hecho existen distintos tipos de hambre, por lo que es necesario aprender a identificarlos para tener una mejor relación con la comida.
ENTENDIENDO EL “HAMBRE”
Para identificarlos es primordial conocer las señales de saciedad de cada persona, según el libro “Tu cerebro tiene hambre” de Editorial Planeta de la doctora Marián García, donde explica que ningún cuerpo se parece a otro y hay varios factores genéticos, hormonales, emocionales y ambientales que son únicos de cada persona y que afectan la saciedad.
El proceso de sentir hambre ocurre cuando el cerebro detecta que los depósitos de energía están bajos y es entonces cuando envía una señal de auxilio en forma de hambre para que se ingiera algún alimentos y se rellenen estos depósitos.
A este tipo de hambre se le conoce como fisiológica y es, por decirlo de alguna manera, el hambre real, pues es aquella que se siente al mediodía y lo único que se ha comido es un pedazo de pan con café desde la mañana.
¿HAMBRE DESPUÉS DE COMER?
Al hambre que se presenta justo después de comer es algo que ocurre por un tema conductual que tiene que ver con cuestiones de tiempos pero también con otros aspectos emocionales y fisiológicos que contribuyen a su vez a comer de más o de nueva cuenta, y por consecuencia, a aumentar de peso.
LOS TIPOS DE HAMBRE
El primer tipo de hambre es “Hambre-hambre”, según el libro de Marían García. Es el hambre física que se siente cuando los depósitos de energía están bajos. Aquí es cuando se podría comer lo que sea con tal de sentirse saciado, ningún alimento en particular.
Luego están el “Hambre emocional”, que llega cuando el estrés, la ansiedad, el aburrimiento provocan una sensación de hambre. En este caso se recurre a la comida como una forma de afrontar o satisfacer las emociones, es decir, esos snacks como chocolates o papas fritas de la maquinita(...) eso que se come en las horas de estrés en el trabajo y que además, suelen ser comidos sin consciencia.
“Hambre hormonal” sigue en la lista, que es cuando hay un exceso de grasa acumulada en el cuerpo y esto puede hacer que las hormonas que regulan el hambre y la saciedad dejen de funcionar correctamente mandando esa falsa señal de hambrea. Esto quiere decir que se podría tener dificultades para sentirte saciado, aunque se haya comido lo suficiente.
Continúa en la lista el “Hambre Dragon Khan”, que son esos picos de glucosa pronunciados que provocan más ganas de comer alimentos azucarados para tratar de volver a elevar los niveles de glucosa y restablecer el equilibrio.
Un ejemplo para entenderlo es la necesidad o la creencia de comer algo dulce después de la comida, el típico postre o dulce para sentir que se concluyó la comida.
LAS “PACES” CON EL HAMBRE
En este libro, la doctora comparte algunas reglas para evitar que el cerebro tenga hambre, es decir, una serie de pasos para estar en armonía y no estar cayendo en tentaciones todo el tiempo. La primera es que el cerebro puede hacer que se sienta hambre aunque se esté saciado, así que no siempre se tiene que confiar en él.
También sugiere regular los niveles de estrés, ya que este libera cortisol, que es responsable del hambre emocional.
En las reglas de oro se contempla el evitar los alimento procesados en casa, ya que estos despiertan la dopamina, que es el neurotransmisor del deseo.
Y aunque es bien sabido, pero vale la pena mencionarlo, sugiere que en el desayuno se incluyan proteínas, ya que evitarán esas montañas de glucosa en la sangre que despiertan el hambre.
Por último, y no menos importante, hay que comer de manera consciente, estar completamente presente con lo que está en el plato y evitar las comidas frente al televisor o el celular, que a veces llevan a comer demás sin darse cuenta.