
La Constitución de 1917
La Constitución de 1917, cuyo centenario debemos recordar siempre con solemnidad y entusiasmo, como ocurrió el 5 de Febrero del año de 2017, porque es hija directa de la Revolución Mexicana, de Plan de Guadalupe, del discurso de don Venustiano Carranza en Hermosillo, de las reformas al Plan de Guadalupe y desde luego del Congreso Constituyente.
De la Revolución Mexicana, porque fue ella la que roturó en sus trincheras al costo de un millón de vidas, el triunfo de las armas maderistas y de las armas constitucionalistas, que hicieron posible la convocatoria del Congreso Constituyente.
Del Plan de Guadalupe, firmado el 26 de marzo de 1913, en la hacienda del mismo nombre por don Venustiano Carranza y un grupo de jóvenes oficiales revolucionarios, porque fue este Plan el que llamó a la lucha para derrocar al traidor de Victoriano Huerta, quien había asesinado a don Francisco I. Madero y a don José María Pino Suarez, para hacerse vilmente del poder. Aquí hay que señalar con sincera emoción que la pluma con que se firmó el Plan de Guadalupe, fue la misma con la que se firmó la Constitución por Carranza y los constituyentes.
Del discurso en el Ayuntamiento de Hermosillo, Sonora, pronunciado por don Venustiano Carranza, el 24 de septiembre de 1913, en el que textualmente dice: "Tendremos que removerlo todo. Crear una nueva Constitución cuya acción benéfica sobre las masas nada ni nadie pueda evitar."
Y del Congreso Constituyente que hizo la hombrada de elaborar la Constitución del primero de diciembre de 1916 al 31 de enero de 1917, es decir, en dos meses, trabajando arduamente sobre el proyecto presentado por don Venustiano Carranza, elaborado por el constituyente guanajuatense José Natividad Macías, quien había sido en dos ocasiones Rector de la Universidad Nacional. Para valorar cabalmente el esfuerzo del Constituyente hay que considerar que el Constituyente de 1824 contó con casi once meses para dar cima a su Constitución y el de 1857 con un año.
Dentro de ese núcleo de constituyentes, figuraron los constituyentes por Durango, a saber: Alberto Terrones Benítez, Silvestre Dorador, Rafael Espeleta, Fernando Castaños, Antonio Gutiérrez, Fernando Gómez Palacio y Jesús de la Torre, quienes para nuestro orgullo desempeñaron un importante papel al lado de Pastor Rouaix, en la elaboración de los proyectos de los artículos 27 y 123, mismos que le dan a la Constitución de 1917, el honor de ser la primera Constitución político-social del mundo, nada más ni nada menos.
Promulgada la Constitución el 5 de Febrero de 1917, fue criticada negativamente por los Estados Unidos de Norteamérica pues les molestaba particularmente el artículo 27 al hacer propiedad de la nación los recursos materiales del subsuelo, valga decir petróleo. El clero latinoamericano la desaprobó por considerarla bolchevique y el clero mexicano lanzó la fuerte ofensiva del movimiento cristero, que fue la más fuerte ofensiva lanzada en contra de ella, a tal punto que los cristeros teniendo la seguridad del triunfo proclamaron su propia constitución con tufo corporativista y fascista. Los cristeros fueron derrotados y desde entonces para acá, nadie cuestiona la legitimidad de la Carta Magna de 1917, aunque si se da cierta corriente en el sentido de opinar que es necesaria una nueva Constitución. ¡Loor a la Constitución federal de 5 de Febrero 1917 y a la Constitución local de 6 de octubre de 1917!