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LETRAS DURANGUEÑAS

La estación de las flores

La estación de las flores

La estación de las flores

EDUARDO DÍAS FERNÁNDEZ

La vida se crea y se recrea cada vez, en un proceso dialéctico donde unos ciclos se cierran y otros se abren, dando paso a una nueva generación.

En un continuo fluir que pulsa por crecer, avanzar, expandirse y desenvolverse. Durante el otoño las hojas de las ramas de los árboles caen, lo que sirvió y utilizó durante un tiempo, en el cual hubo un clímax, un resplandor y luego la decadencia hasta quedar desnudos; sin ropajes, sin apegos que lo encadenen con el pasado; todo queda tirado en el suelo, convertido en una fiesta de colores, en una prerrafaelista bien coordinada y en armonía.

En esta situación reciben el invierno, la naturaleza entra en una cualidad egoísta, de descenso, de recepción, es tiempo de hacer una introspección; autobservación de sus experiencias, de sus procesos de conciencia, de mirar al interior de sí mismo y ser capaz de analizarlas. Una valoración de las cosas que se hicieron o no, un balance de lo que hay que seguir o dejar de hacer -meditar es detenerse, interiorizarse, vaciarse, observarse, soltarse, desprenderse- en fin, llegar al ¡silencio!

Cuando pareciera que en la lucha natural por la supremacía de la vida, la oscuridad le va ganando terreno a la luz, el tiempo cambia, la tierra en su movimiento de traslación llega al punto donde viene de regreso, acontece lo que ha sucedido por siempre, la Naturaleza entra en una cualidad altruista, de ascenso, de otorgamiento, el día es cada vez más largo, las ideas se van aclarando, una especie de lucidez invade las mentes, la creatividad, la armonía, la cooperación y sobre todo la consciencia es mayor, ¡Ha llegado la primavera!

En esta estación todo nace, crece y se reproduce, los árboles se visten de gala con su follaje de diferentes tonalidades, miles de flores blancas, rosas, amarillas, de todos colores lo celebran cada año, puntuales como ellas suelen hacerlo, provocando exclamaciones de asombro entre quienes las contemplan. No puede haber mañana sin noche, no se puede sentir un ascenso si no se ha experimentado un descenso

Los animales desde los diminutos hasta los de grandes dimensiones participan de esta gran fiesta. Las abejas, las mariposas, los abejorros, ayudan a polinizar las flores, los pájaros al cantar, se comunican entre sí, permitiéndoles acercarse y atraer a otros, y establecer un fuerte vínculo de pareja y sistema de organización social, -a su manera lo realizan las diferentes especies- entre ellos, podemos ver enjambres de abejas simulando una nube negra volando entre los árboles y cerca del suelo, buscando un refugio donde descansar, permitiendo que las exploradoras encuentren un lugar donde construir el dulce panal y las mariposas, con sus alas dobles se deslizan justo por encima del suelo aumentando la elevación o disminuyendo la resistencia aerodinámica.

Así en esta forma palpitante, la naturaleza termina ciclos destruyendo y abre otros construyendo, siguiendo las propias leyes del Universo.

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