Profesión. Han sido 44 años del comandante Alfredo Fernández Quiñones en la Cruz Roja, toda su vida como paramédico y le ha tocado vivir y salir bien, sobre todo de los años de balaceras y muertes, así como del Covid.
Alfredo Fernández Quiñones ha trabajado 44 años para la Cruz Roja, todo ese tiempo como paramédico, y ha vivido lo que para él han sido las cuatro fuertes crisis: la falta de ambulancias en la década de 1980, la influenza, las balaceras y el Covid-19, las dos últimas las que más lo marcaron.
Alfredo es el Comandante de la Cruz Roja e ingresó a la institución el 11 de febrero del año 1982 y actualmente es el más longevo de los que laboran en la Cruz Roja Durango.
Sus inicios fueron parte del destino que le tocó vivir en los años 70, cuando a sus 10 años su madre enfermó, y como vivían a unos cuantos metros de la Cruz Roja, por la calle 5 de Febrero, corrió a solicitar el auxilio.
No había ninguna de las dos ambulancias disponibles porque se fueron a un servicio en la comunidad de Mimbres por la antigua carretera a Mazatlán, pero al llegar le brindaron atención a su madre y la llevaron a un hospital donde se salvó gracias a la labor de los paramédicos.
A partir de ahí y siendo un niño, buscó llevarles a los paramédicos de la Cruz Roja todos los días un litro de leche y pan, como agradecimiento por salvar a su madre.
PAN Y LECHE A PARAMÉDICOS
En la panadería más cerca de la Cruz Roja, los dueños de esta ya sabían que la leche y el pan eran para los paramédicos y dejaron de cobrarle.
Incluso, los domingos que sus padres y sus hermanos salían a pasear, él prefería mejor ir con los paramédicos y pasar ahí la tarde.
INGRESÓ A LA CRUZ ROJA
Así fue su vida hasta los 18 años, cuando pudo ingresar formalmente a la Cruz Roja el 11 de febrero de 1982, ya con mayoría de edad como paramédico de guardia nocturno.
Desde entonces a la fecha, la Cruz Roja ha sido su vida, ha sido su pasión y ha sido su familia, aunque ha visto a muchos entrar y salir y lamenta que hoy en día varios no tienen esa vocación que había antes.
Hoy en día, asegura, muchos llegan a la Cruz Roja más por mejorar económicamente que por amor a la institución, "si ven una oportunidad, se van, no aman a la Cruz Roja", aseguró.
El comandante Alfredo aseguró que en estos 44 años ha vivido lo que ha considerado han sido las cuatro crisis que ha vivido la Cruz Roja desde los ochenta a la fecha.
PRIMERA CRISIS: SIN AMBULANCIAS
La primera de ellas fue la falta de ambulancias; en la década de los ochenta solo había dos ambulancias, pero no había apoyos suficientes para estar brindándoles el servicio necesario.
Incluso, declaró que le tocaron servicios donde las ambulancias no tenían neumáticos buenos para poder salir y tenían que estar buscando quien les prestara alguna llanta y ellos cambiaban la misma cuando la conseguían.
Esto de la falta de ambulancia duró también gran parte de los 90, y no fue sino hasta el 2008 que TV Azteca empezó a donar ambulancias de la Cruz Roja a diferentes delegaciones en los estados.
Empezaron a llegar más ambulancias mejor equipadas, lo que revitalizó y dignificó el servicio que se ofrecía ya en esta institución.
SEGUNDA CRISIS: LA INFLUENZA
La segunda crisis fue la pandemia de la influenza H1N1: "yo considero que fue una crisis por el riesgo que teníamos todos y sin insumos suficientes", comentó el Comandante.
Además, a ellos les faltaba mucha información al respecto y no sabían cómo reaccionar ante los casos que se llegaban a juntar.
Por ello lo llama como la segunda crisis ante la falta de información de una pandemia que no fue tan grave como se esperaba.
BALACERAS Y MUERTES, LA TERCERA CRISIS
La tercera crisis les dejó una enorme huella a todos los que trabajaban como paramédicos, y fue precisamente en la etapa de mayor inseguridad en Durango cuando se registraban balaceras por todos lados y ellos como socorristas tenían que acudir.
En varias ocasiones eran los primeros en llegar a las escenas de violencia y entraban con mucho miedo. En otras ocasiones los entonces judiciales no los dejaban pasar, pero se acercaba el entonces general Moisés Melo y les abría el paso.
"Incluso en una ocasión, gracias al general Melo salvamos a una persona que sobrevivió a un atentado y lo llevamos a un hospital, pero nos habían dicho por ahí que lo más probable era que lo fueran a rematar y la verdad, pues nosotros nos trasladábamos con miedo, y así fue todos esos años, brindamos el servicio con miedo, pero amamos lo que hacemos", agregó.
EL COVID FUE LA CUARTA CRISIS
La cuarta crisis fue el Covid-19, aunque a él la Cruz Roja lo protegió ya por su edad y lo mandaron al cuarto de operaciones, pero ya no salía en servicios, salvo que no hubiera personal disponible.
"Era verdaderamente triste llegar a la Cruz Roja y ver todo solo, solo los paramédicos y algunas personas de Urgencias, era todo; de ahí en más todo estaba solo y fue triste ver llorar a la gente cuando se le moría un familiar por Covid", comentó.
Era triste tener que vestir y desvestir a sus compañeros que salían a atender los casos de Covid.
Hoy en día el comandante Salvador ya no es operativo, ya no sale a los servicios, se queda de guardia y solo si se eleva la carga de trabajo y los seis equipos que tienen por turno son insuficientes, entonces le toca salir a él.
"Yo soy Cruz Roja y aquí estoy y aquí estaré", señaló.
