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LETRAS DURANGUEÑAS

Lidia Acevedo, notable mujer de letras

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Lidia Acevedo, notable mujer de letras

PETRONILO AMAYA

Lidia Acevedo Zapata, la escritora que -lamentablemente- trascendió a otra dimensión el pasado 16 de enero en Gómez Palacio, era para mí alguien con quien compartía muchas coincidencias en lo espiritual e intelectual, pues desarrollamos nuestras trayectorias casi paralelamente: empezamos a publicar en los años ochenta y luego nos respaldamos presentando algunos de nuestros libros en forma recíproca, incluso, por qué no comentarlo, fue ella quién me obsequió la idea de rebautizarme como Pietro, pues así me nombraba siempre, como lo recordó muchos años después, en una de sus disertaciones sobre mi quehacer poético.

Cuando yo coordinaba el trabajo del Centro Literario Olga Arias, presentamos su libro 'Eva y otras perfidias' en 1997. A petición expresa realicé los comentarios alusivos, y sólo dos años después me respaldo de igual forma en el lanzamiento de mi volumen: 'Puntualidades del destino y otras prosas'.

Y como dice la expresión popular, de ahí pa,'l real: publicamos poemas, cuentos y ensayos suyos en la revista Contraseña, y ya en el año dos mil editamos su poemario 'Rumor' desde el Grupo Cultural Analco, en coedición con la Secretaría de Educación; quizá por dicho acompañamiento se integró a quienes fundamos la Red de Escritores Independientes de Durango, organización que dos años después le rindió homenaje por su sólida trayectoria, junto a la maestra Leticia Salazar.

En el 2002 ella laboraba en el ICED, coordinando el programa Editorial y yo andaba en labores de Comunicación social, al editarse el libro que reunió las obras galardonadas en los PREMIOS estatales, de poesía, cuento, novela, biografía y ensayo que convocaba el centro Literario Olga Arias, mi estimada Lidia decidió que yo fuera prologuista y comentador de dicho libro, alternando en esa ocasión con el enorme Andrés Henestrosa.

Luego ella regresó a Gómez Palacio y allá continuó su quehacer literario, con breves coincidencias, como cuando nos encontramos en el primer Campamento Literario en Otinapa. Allá hizo amigos a todos los escritores concurrentes del noreste de México, así como de la familia que nos atendió y de los animales domésticos. Gran lección el texto que redactó.

Antes de pandemia fuimos: Reyna Valenzuela, Conchita Merchán, Rolando Muñoz, Atahualpa Amaya y el que escribe -invitados por el poeta Julio César Félix Lerma y el Semanario de Cultura Mexicana -a presentar en el teatro Alberto M. Alvarado algunas ediciones de la revista CantaLetras, de la cual era colaboradora frecuente, ahí también nos compartió el gozo de su obra 'Mar de fondo' de inminente presentación.

Ya no tuvimos contacto presencial, sino que a través de sus redes sociales me enteraba y regocijaba por sus viajes a Europa y Norteamérica. Nunca dejó de ser una espléndida exponente del ser femenino duranguense. Siempre al borde del éxtasis. Por eso, porque la veía tan plena, jamás imaginé su repentina despedida. Fue un seco hachazo enterarme de su adiós a nuestra dimensión, cuando Úrsulo Hernández Camargo nos compartió la certidumbre de que no volveríamos a encontrar su característica elegancia. Era luz y no le faltará en su camino.

II

Nacida en Tlahualilo, Dgo, pero avecindada desde hace muchos años en Gómez Palacio. Fue docente de nivel medio y superior, poeta, novelista, cuentista y ensayista. También fue promotora Cultural: presidió la corresponsalía del Seminario de Cultura Mexicana en Gómez Palacio, de donde también fue directora de la Casa de la Cultura. Y en el ICED fue Coordinadora del Programa Editorial. Ganó certámenes literarios regionales de poesía, cuento y novela (El Cecilia Ramírez Piña, en 2007). Mujer ampliamente comprometida con su vocación de escritora.

Libros publicados: Poesía: Desiertas voces (1995), Eva y otras perfidias (1996), Rapsodia del amor negro (1998), Rumor (2000), Así en la tierra (2002), Mazurca para un suicidio, y Mar de Fondo (2019).

Cuento: Arenisca (1988).

Novela: Los días del nahual (1999), La piel del otro (2007).

Ensayo: mujer, apuntes sobre su devenir histórico (2001).

III

Finalmente, me permito compartir un fragmento de su poética, deseando que su obra literaria, de gran valía, sin hipérbole, sea promovida por sus compañeros y amigos, que será la forma en que continúe, vibrante, entre nosotros.

Post mortem (Fragmento), Lidia Acevedo: Echa a volar sus pasos de geranio/ para escalar los muros de los templos/ y encontrarse con esa soledad/ que a las doce del día/ se vuelve certidumbre./ Reza el olvido sin palabras/ sin nombre, sin calle, sin mañana/ reza para que la muerte no se yerga invisible/ para que su piel anónima tenga un lugar/ el último segundo a las doce del día/ en alguna ciudad/ en cualquier parque. (18-enero 2024)

Escrito en: Lidia Acevedo letras durangueñas Lidia, Gómez, ella, Literario

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