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Transformar los residuos plásticos en recursos

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JORGE ÁLVAREZ FUENTES

A través del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, en Nairobi, continúa negociándose un tratado sobre la contaminación por plásticos, incluyendo el medio marino, un instrumento jurídicamente vinculante. Un asunto global extra urgente, de primerísima importancia. Se tiene un borrador muy avanzado, se aproximan reuniones importantes en abril y septiembre destinadas a conseguir que los acuerdos intergubernamentales progresen y culminen, pueda adoptarse y entrar en vigor, poniendo en marcha regulaciones pactadas y efectivas a escalas internacional y nacional. El objetivo final es que todos los estados se obliguen a cumplir sus disposiciones en 2025, consiguiendo otro acuerdo ambiental global, el más importante desde el que se pactó en París sobre cambio climático en 2015.

El año pasado el volumen de residuos en el mundo alcanzó los 2 mil 300 millones de toneladas. Si no se toman medidas urgentes y efectivas podrían llegar a 3 mil 800 millones en 2050. Los impactos sanitarios y económicos son ya, hoy en día, muy graves. Tenemos que generar menos residuos corrientes, así como reducir drásticamente los desechos industriales y de construcción. Hay miles de millones de personas en el mundo que no disponen de un sistema de recolección de basura. Esta crisis se perfila con mayor agudeza en aquellos países que tienen una gestión inadecuada de residuos, en donde se utilizan métodos contaminantes para tratarlos, como vertederos o incineración al aire libre, que contaminan el suelo y el agua y contribuyen con el 20% de las emisiones humanas de metano. Se estima que entre 400 mil y un millón de personas mueren cada año por enfermedades relacionadas con sustancias y polímeros peligrosos: incluyendo cáncer, diarrea, malaria y patologías cardiovasculares. Los plásticos son materiales en cuya producción intervienen 13 mil sustancias químicas, de las que 3 mil 200 son muy perjudiciales. Sólo una minoría de ellas están reguladas a nivel internacional.

Según el Fondo Mundial para la Naturaleza, nuestro país genera 5.7 millones de toneladas de residuos plásticos al año, los cuales son mal manejados y peor gestionados, contribuyendo a la emergencia climática. Actualmente se impulsa en México un pacto sobre plásticos, una plataforma colaborativa de algunas organizaciones civiles y empresas, cuyo objetivo es apoyar, con respaldo técnico y científico, reducir la contaminación por plásticos y micro plásticos, movilizando y alineando planes, compromisos, procesos productivos y recursos hacia una economía circular, empezando por la propia industria del plástico. El primer paso es intensificar los esfuerzos para desarrollar un listado de productos plásticos problemáticos, perjudiciales, incluidos aquellos evitables para avanzar rápidamente a su identificación y eliminación. Será determinante trabajar con el gobierno federal: que se tracen e implementen estrategias para excluirlos, sustituirlos o reducirlos, a la brevedad, en estados y municipios. Aunque la Secretaría de Relaciones Exteriores realizó el año pasado foros virtuales y se alista para la cuarta reunión del comité intergubernamental en Ottawa a finales de abril, no está clara la posición de liderazgo de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, cuya narrativa se ha mantenido centrada en el reciclaje. Aquí como en el resto del mundo se recicla apenas el 9% de los plásticos.

La SEMARNAT ha evitado adoptar metas colectivas, así como profundizar y aceptar nuevas propuestas que no provengan de la industria, la cual insiste en que la incineración, el coprocesamiento y otras formas de recuperación de energía son las formas viables y óptimas. Se repite incesantemente que el componente complementario radica en desarrollar y producir empaques y envoltorios reutilizables, reciclables o compostables. Se evitan recurrentemente las posiciones y argumentos que señalan la necesaria eliminación de sustancias tóxicas. Cifras oficiales provenientes del inventario nacional de fuentes de contaminación muestran que el 40% del plástico manufacturado en el país se destina a envases de un solo uso. Son decenas de toneladas de envases los que terminan cada año en nuestros mares. La mayor amenaza para los ecosistemas marinos y acuáticos son los desechos plásticos.

Pero la situación es aún más compleja, porque México no sólo produce desechos plásticos, sino que además los importa de otros países. Según cifras presentadas por la Alianza Global para Alternativas a la Incineración (GAIA, por sus siglas en inglés), en los últimos años las importaciones de residuos plásticos principalmente de Estados Unidos, Italia, Alemania, Países Bajos y China se triplicaron, habiendo una escasa fiscalización sobre su carácter peligroso, un limitado control aduanero fronterizo sobre su internación y un seguimiento irregular o errático de las autoridades ambientales sobre su manejo, tratamiento y destino en tiraderos, o su utilización como combustible en hornos de las empresas cementeras o en la fabricación de azulejos, mosaicos y losetas no refractarias de cerámica, baldosas y pavimentos porcelánicos.

La importancia del tratado radica en el reconocimiento de que la problemática es verdaderamente vital, urgente y transfronteriza. La acción voluntaria de las empresas será insuficiente para revertir la contaminación por plásticos. En el mundo y en México necesitamos hacer más y en forma más eficaz y rápida. Las instituciones financieras, las empresas, las agencias y organizaciones, junto con los gobiernos tienen que establecer coaliciones para formular nuevas políticas públicas, reforzar las reglas, aplicar penalizaciones, armonizar regulaciones a lo largo del ciclo de vida de los plásticos, atendiendo los componentes de eliminación, circulación, información y prevención. El tratado requiere ser ambicioso; deben evitarse a toda costa los intentos de limitarlo sólo a medidas de manejo y administración de residuos.

Urge reducir, reutilizar, pero sobre todo eliminar y sustituir los plásticos.

@JAlvarezFuentes

Escrito en: Jorge Álvarez Fuentes plásticos, residuos, plásticos,, contaminación

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