Tres periodistas asesinados en Durango: nada por celebrar este 7 de junio
A 73 años de haberse instaurado en México el Día de la Libertad de Expresión, la esencia misma de los motivos inicuos para establecer tal fecha se contraponen a la garantía de este derecho humano. En nuestro país, las agresiones en contra de la prensa, con su escalada hasta el asesinato de periodistas, hoy por hoy no restriegan en la cara que no hay algo que celebrar en este día.
Hablar en este país de periodistas asesinados, triste y lamentablemente se ha convertido en un tópico muy común, erradamente normalizado por la sociedad pero de manera alarmante desestimado por los propios gobiernos. La lúgubre lista, año con año sigue acumulando nombres de personas dedicadas al noble oficio que, por motivo de su trabajo, les han arrebatado vilmente la vida.
Del año 2000 a la fecha, es decir en los últimos 24 años, de acuerdo con los números de la organización internacional Article19 son 163 periodistas los que han sido asesinados. De ellos, un total de 44 se han registrado durante el gobierno actual de Andrés Manuel López Obrador mientras que 47 fueron ultimados en el sexenio anterior, durante el mandato de Enrique Peña Nieto.
El gobierno de Javier Duarte, que comenzó en diciembre de 2010 y finalizó el 30 de noviembre de 2016 en el estado de Veracruz, ha sido el más letal a nivel estados para los informadores, con un total de 18 asesinatos, incluyendo al fotoperiodista Rubén Espinosa. Dicha entidad ostenta el mayor registro de homicidios de periodistas, con 31 víctimas.
El caso más reciente es el de Ismael Villagómez Tapia, fotoperiodista en El Heraldo de Juárez, en Ciudad Juárez, Chihuahua, asesinado en noviembre del año pasado en aquella frontera del norte. Ese mismo año, otros cuatro comunicadores fueron asesinados en los estados de Guerrero, Nayarit, Puebla y Sonora. Los cinco perdieron la vida de manera violenta.
Durango forma parte de la funesta estadística. En la entidad, el registro contabiliza a 3 periodistas asesinados desde el año 2000 a la fecha. El primero de ellos fue Carlos Ortega Melo Samper, de un periódico local, asesinado en el municipio de Santa María del Oro el 3 de mayo de 2009, durante el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa y en el gobierno del priista Ismael Hernández Deras.
Tres semanas después, el 25 de mayo del mismo año Eliseo Barrón Hernández, reportero de un diario de conocido grupo a nivel nacional, fue asesinado en la región lagunera de Durango. Eliseo se dedicaba a la cobertura de noticias policiacas en ambos lados del río Nazas, siendo que el medio se encuentra establecido en Torreón, Coahuila y él vivía en Gómez Palacio.
Ese mismo año y durante el mismo gobierno federal panista, Bladimir Antuna Vázquez, del mismo medio local para el que trabajaba Melo Samper, fue levantado en la capital del estado por un grupo de hombres fuertemente armados. Horas después de su desaparición, fue encontrado su cuerpo sin vida y con un mensaje intimidatorio. Aquellos, eran días muy complicados para la prensa en Durango.
En ese contexto, dedicarse al periodismo en México desde hace tiempo es nadar contra la corriente de los poderes, llámense oficiales o fácticos. Mujeres y hombres dedicados a este considerado peligroso oficio, viven y trabajan en constante riesgo en un país declarado como uno de los más inseguros para ejercer la profesión. Aun si ser una nación envuelta en situación de guerra, los tres últimos sexenios han sido letales para la prensa.
CERROS SECOS Y PELONES... Integrantes de las colectivas Mujeres que luchan por Mujeres y Abogadas Laguneras Feministas presentaron una queja ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos contra las corporaciones policíacas de Torreón, Gómez Palacio y Lerdo, por hostigamiento y agresiones a integrantes de la marcha "Grita Fuego, Amiga", llevada a cabo el pasado 8 de marzo en la Comarca Lagunera. Presentando pruebas en video, las feministas señalan a las autoridades de Durango y Coahuila por el desinterés en los derechos humanos de niñas, niños y mujeres laguneras.
Twitter: @Vic_Montenegro