Tradición. El dulce de leche es considerado una tradición culinaria que se ha extendido por toda Latinoamérica.
El dulce de leche es un postre popular en Latinoamérica, versátil y muy apreciado por su capacidad de complementar distintas especialidades de la pastelería. Por lo mismo, no puede faltar en los postres de Navidad. Nombrado Patrimonio Cultural Alimentario y Gastronómico de Argentina, el dulce de leche es considerado una tradición culinaria que se ha extendido por toda Latinoamérica, adoptando distintos seudónimos, como "cajeta".
Elaborado a partir de leche, azúcar y vainilla, se trata de un dulce pegajoso, de color caramelo y sabor mantequilloso, que se utiliza comúnmente como untable, relleno, cobertura o salsa para acompañar otros postres.
¿De dónde viene?
Una leyenda de 1829 cuenta que, durante una reunión de paz entre rivales políticos, una criada habría dejado accidentalmente leche y azúcar cocinándose durante demasiado tiempo en la estufa. Así se habría descubierto el dulce que conocemos hoy.
Sin embargo, su origen es incierto, ya que existen preparaciones similares, como la confiture de lait en Francia o la cajeta en México, lo que demuestra que la práctica de cocinar leche con azúcar se remonta a muchos años atrás. Aun así, el dulce de leche es motivo de orgullo en la región del Río de la Plata.
Receta original
Los ingredientes para su elaboración son 4 tazas de leche entera, 1 1/4 tazas de azúcar, 1 cucharadita de extracto de vainilla y 1/2 cucharadita de bicarbonato de sodio.
Para comenzar, calienta la leche en una olla a fuego medio hasta que esté a punto de hervir. En ese momento, agrega el azúcar y revuelve constantemente hasta que se disuelva por completo. A continuación, incorpora el bicarbonato de sodio y la vainilla, mezclando bien hasta obtener una preparación homogénea y sin grumos.
Reduce ligeramente el fuego y cocina la mezcla durante aproximadamente dos horas, procurando que no hierva y revolviendo cada 15 minutos. Pasada una hora y media, aumenta la frecuencia del mezclado para evitar que el dulce se pegue al fondo de la olla. Con el paso del tiempo, notarás cómo la preparación va adquiriendo un color más oscuro y una consistencia espesa y cremosa. Continúa revolviendo hasta alcanzar la textura deseada.
Una vez listo, apaga el fuego y mezcla durante unos minutos más para asegurar una consistencia uniforme. Cuando el dulce esté tibio, transfiérelo a un recipiente y refrigéralo. Déjalo reposar en frío al menos un par de horas antes de servir.
Esta receta incorpora bicarbonato de sodio con el propósito de evitar que la leche se corte al neutralizar su acidez, favorecer el característico color caramelo gracias a la reacción de Maillard y, sobre todo, lograr una textura suave que impida que el dulce quede granuloso.
Agencias