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¿Adicción al cortisol? Lo que ocasiona el estrés crónico

La clave está en reconocer lo que puede llevarte a esta situación. ¡Aquí te contamos!

¿Adicción al cortisol? Lo que ocasiona el estrés crónico

¿Adicción al cortisol? Lo que ocasiona el estrés crónico

DANIELA ALMAGUER

El estrés está presente en casi todas actividades diarias que se realizan, desde plazos de entrega en el trabajo, reuniones, compromisos familiares, redes sociales y hasta la presión por “hacer más”, aspectos que pueden convertir una vida ocupada en un terreno fértil para lo que algunos llaman “adicción al cortisol”. Pero, ¿es realmente posible engancharse a una hormona?

Más que una adicción literal, como ocurre con sustancias, se trata de un mecanismo que condiciona al organismo y a la mente a funcionar bajo altos niveles de tensión de manera casi automática.

En muchos casos, el cuerpo se acostumbra a liberar cortisol, la hormona de alerta, cada vez que se enfrenta a estímulos de presión. Así, el estrés deja de ser algo ocasional y pasa a convertirse en un modo de vida.

ESTRÉS, CORTISOL Y EL CÍRCULO VICIOSO

Hay que empezar por comprender que el cortisol es producido por las glándulas suprarrenales cuando el organismo percibe un estado de amenaza o urgencia. En situaciones puntuales ayuda a enfocarse y obtener energía extra, pero cuando el estrés es constante, su exceso se vuelve dañino.

Personas que responden correos fuera de horario, posponen el descanso, saltan comidas o duermen poco, suelen mostrar señales de este fenómeno.

Y es que cada pico de cortisol se acompaña de dopamina, la hormona de la recompensa, lo que refuerza la sensación de que la tensión produce resultados. Con el tiempo, la mente y el cuerpo buscan más presión para alcanzar el mismo nivel de rendimiento, cayendo en un círculo difícil de romper.

¿Las consecuencias?

Se presentan tanto en lo emocional como en lo físico, haciendo que quienes atraviesan esto tengan más irritabilidad por pequeños contratiempos, ansiedad al intentar desconectarse, culpa cuando no se trabaja, alteraciones del sueño, cansancio constante, acumulación de grasa abdominal y envejecimiento prematuro.

En mujeres, niveles elevados de cortisol pueden incluso alterar el ciclo menstrual. En casos más severos, la sobrecarga hormonal se asocia a desgaste emocional y depresión.

¿CÓMO PREVENIR Y ROMPER EL CICLO?

Salir de este patrón es posible si se adoptan hábitos conscientes que reeduquen al cuerpo y la mente, el mejor de ellos es el DESCANSO (sí, en mayúsculas). Dormir de siete a nueve horas, hacer pausas activas, dedicar tiempo al ocio y desconectarse digitalmente son esenciales para cortar con la hiperactividad constante.

Otro tip es escuchar al cuerpo, técnicas como masajes, drenaje linfático, reflexología, baños sensoriales o actividades de relajación profunda ayudan a que el organismo perciba que ya no está en peligro.

ALIMENTACIÓN Y BALANCE

Un buen consejo es llevar un ritmo sostenible, es decir, evitar la multitarea, marcar límites claros entre trabajo y vida personal, espaciar las jornadas intensas y respetar tiempos de desconexión diaria.

A ello se pueden sumar prácticas como la meditación, respiración consciente o ejercicios de atención plena, que refuerzan la capacidad de relajación natural.

No hay que dejar de lado el llevar una alimentación balanceada, hacer ejercicio moderado y reducir el exceso de estimulantes como la cafeína.

La clave está en reconocer que el organismo no necesita exigencia permanente, sino equilibrio.

Escrito en: salud estrés crónico cortisol estrés, organismo, cortisol, cuerpo

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