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Adiós, 'nearshoring'

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Adiós, 'nearshoring'

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FERNANDO RAMÍREZ GUZMÁN

Que nadie se llame a sorpresa. Donald Trump cumplió su amenaza e impuso aranceles a productos mexicanos y canadienses. De nada sirvió mandar efectivos de la Guardia Nacional a la frontera con Estados Unidos para disminuir el flujo migratorio a aquel país. Tampoco sirvió enviar a 29 presos de alto impacto, en su mayoría narcotraficantes. Mucho menos sirvieron los operativos para restringir el comercio chino. Ciertamente, Trump se dio un tiro en el pie. Pero para México representa un duro golpe en la cabeza.

En los hechos, esta nueva gestión de Trump en la presidencia de la Unión Americana representa que la gran ventana de oportunidad que significaba la relocalización de empresas o "nearshoring" se termine de cerrar. La política económica del mandatario norteamericano es ultraproteccionista y contraria al libre comercio. Para él lo más conveniente en todo caso es el llamado "reshoring", que consiste en trasladar la producción de regreso al país de origen. Quiere regresar empleos de manufactura, principalmente a sus electores del llamado "rust belt" (cinturón de óxido) que comprende, entre otros, las ciudades de Cleveland, Detroit, Pittsburgh, Chicago y Milwaukee, por citar algunas.

La realidad de las cosas es que, mucho antes de que asumiera Trump la presidencia, nuestro país aflojó el paso. México dejó de ser el destino ideal de las grandes compañías para relocalizar su producción y estar más cerca del mayor mercado del mundo. Si bien es cierto, como apuntó en comunicado la Secretaría de Economía, México alcanzó máximo histórico de Inversión Extranjera Directa (IED), pero de ese total (36 mil 872 millones de dólares) solo el 8.6% cae en el rubro de "nuevas inversiones"; mientras que el 77.9% fue por el concepto de "reinversión de utilidades". Con relación a las cifras del año 2023, la parte de "nuevas inversiones" cayó el 39.3%. Por cada 100 dólares de IED nueva que se captaba en 2022, el año pasado fue solo de 17 dólares, 83% menos.

El tema del "nearshoring" generó entusiasmo porque se decía detonaría nuestra economía, pero no ocurrió. Los flujos de inversión que se esperaban con el "nearshoring" no llegaron. La raquítica inversión física del sector público, que con AMLO promedió 2.8 puntos del PIB, mientras que con Peña Nieto y Calderón fue de 3.6 y 3.8, respectivamente. Los sobrecostos de las obras insignia del sexenio anterior (Dos Bocas, Tren Maya, cancelación del nuevo aeropuerto de Ciudad de México). Ninguna de estas obras está enfocada en el "nearshoring" o en la infraestructura necesaria para detonar el tema de la atracción de inversiones. El empeñarse en dar prioridad en producir energías fósiles y más caras. Y la parte de no dar certeza jurídica con la reforma al Poder Judicial, o el pretender que las empresas maquiladoras paguen impuestos dobles, formaron un coctel que conspiró en contra de nuestro país para no ser elegido como un territorio seguro para invertir.

A esto hay que agregar la amenaza constante que representa Trump con sus idas y vueltas para aplicar, o no, aranceles. Los Directores Generales de las tres compañías más fuertes de la industria automotriz en Estados Unidos hicieron que pausara un mes más las tarifas para el sector automotriz.

Se va el "nearshoring" y se lleva entre las patas el ambicioso Plan México de la presidenta Sheinbaum. Para qué construir más parques industriales si los inversionistas pausarán sus intenciones de invertir en México ante el siempre latente embate arancelario de Trump.

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Escrito en: Contraluz México, Trump, "nearshoring", representa

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