Año Nuevo 2026: ¿de dónde viene la peligrosa costumbre de disparar al aire?

Cada 31 de diciembre, mientras millones de familias en México reciben el Año Nuevo con cenas, música y abrazos, en distintas regiones del país se repite una práctica tan extendida como peligrosa: disparar armas de fuego al aire como forma de celebración.

Aunque hoy es ampliamente condenada por autoridades y sociedad civil, esta costumbre tiene raíces históricas que ayudan a entender por qué aún persiste, pese a los riesgos que representa.

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Un origen ligado a la historia armada del país

Especialistas señalan que la práctica comenzó a normalizarse entre finales del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, en un contexto donde el uso de armas era común en la vida cotidiana.

Durante el Porfiriato, las armas de fuego eran símbolo de autoridad y estatus en zonas rurales, y su uso se extendía incluso a celebraciones comunitarias. Más tarde, la Revolución Mexicana dejó una gran cantidad de armas en manos civiles, lo que terminó por normalizar el disparo al aire como expresión de júbilo.

Con el paso de los años, esta práctica se heredó socialmente y comenzó a repetirse en bodas, fiestas patronales y celebraciones de Año Nuevo, aunque nunca formó parte de una tradición oficial o ritual mexicano.

Una práctica que hoy representa un grave riesgo

Disparar al aire no es inofensivo. Toda bala que sube, baja, y al hacerlo puede alcanzar velocidades suficientes para provocar lesiones graves o incluso la muerte a personas que no tienen ninguna relación con el hecho.

Autoridades de la Secretaría de la Defensa Nacional han advertido que muchos de estos disparos se realizan con armas que no están registradas, mientras que datos del INEGI y de los servicios de salud documentan cada año casos de personas heridas por balas perdidas durante las celebraciones decembrinas.

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De “costumbre” a delito

Lo que en algún momento fue visto como una forma de festejo, hoy es considerado un delito. Realizar disparos al aire puede derivar en sanciones penales, además de responsabilidades civiles si se provocan daños o pérdidas humanas.

Por ello, corporaciones policiacas y de protección civil reiteran cada fin de año que no existe disparo seguro, y llaman a celebrar sin violencia.

Celebrar sin poner vidas en riesgo

Recibir el Año Nuevo no debería implicar peligro. Lejos de ser una tradición cultural, disparar al aire es una práctica heredada de un contexto armado que hoy solo deja víctimas y temor.

Las autoridades insisten en un mensaje claro: celebrar con responsabilidad también salva vidas.