
Apropiación cultural no es homenaje: advierten sobre uso indebido de tradiciones indígenas
Durante años se han presentado casos de apropiación cultural, no solo en Durango, sino en todo el país; sin embargo, es en la actualidad cuando gracias a las redes sociales, este tipo de situaciones se detectan y comienzan a denunciarse.
“Creo que siempre ha ocurrido. Lo que pasa es que ahora los casos son más visibles, justo por las redes sociales. La información llega más rápido y ya nos damos cuenta cuando se está usurpando o cuando se toma algún elemento cultural”, precisó Inocencia Arellano Mijarez, doctora en Lingüística Indoamericana.
Explicó que, en muchos casos, quienes incurren en la apropiación cultural se escudan en llamarlo homenaje, aunque no tenga nada que ver con ello, práctica que surge principalmente cuando se empieza a lucrar con la cultura.
Las personas explotan la cultura o algún elemento, pero no reconocen de dónde proviene ni quién lo elaboró. Es necesario aclarar si hay algún autor de las prendas, objetos o expresiones artísticas, si existió alguna colaboración o si se contó con permiso de la comunidad.
“No pueden decir ‘es mío, yo lo hice, yo lo encontré’. Ahí está el problema, cuando no hay reconocimiento a la cultura y a las personas”, indicó.
Reconocimiento
Arellano Mijarez señaló que siempre debe existir reconocimiento: mencionar quiénes son los propietarios, a qué cultura pertenecen, quién es el artista o autor original del material, de la vestimenta, del arte o de cualquier creación.
“Porque cuando no se dice, es cuando empieza esto de la apropiación indebida”.
Se han registrado casos incluso de investigadores, diseñadores o personas ajenas a las comunidades que, sin consultar, modifican o presentan objetos como propios.
“Hace poco platicaba con unas maestras. Me decían que, en algún momento, a la madre de una de ellas le pidieron hacer un traje O’dam, de esos que antes se hacían a mano. Le quedó bien hecho, muy bonito, dice la maestra. Pero jamás hubo reconocimiento. Esos investigadores nunca reconocieron que fue hecho por esa persona”.
En ese caso, los investigadores solo dijeron que les pertenecía, sin reconocer a quien lo elaboró; es ahí donde comienza la apropiación cultural.
Artesanías y morrales
A muchas personas que no pertenecen a comunidades indígenas les gusta usar algunas prendas, incluso a extranjeros, pero mientras estas se adquieran directamente con quienes las elaboran y venden, no hay problema.
Por ejemplo, con los morrales tradicionales de los O’dam, que incluso a algunas personas que visitan las comunidades se les obsequian o se les venden, no existe ningún inconveniente.
No es lo mismo utilizar una prenda que fue regalada o comprada que hacerla pasar como si hubiera sido elaborada por quien la porta.
Debe reconocerse que se adquirió con la gente artesana de las comunidades, quienes precisamente elaboran estos productos para venderlos como una actividad económica.
Lo que exigen las comunidades indígenas es el reconocimiento.