
Bajeza
Como un bostezo prolongado o a la manera del más elemental mecanismo de distracción el ex presidente López se vio obligado a abandonar la seguridad que le brinda su fastuoso rancho en Palenque, custodiado por una nueva Zona Militar inmediata al mismo que él ordenó erigir justamente ahí durante su primer sexenio, y aparecer ante los medios de comunicación que tanto amaba y ahora el mismo deplora.
La razón que le impulsó a volverse a asomar desde esta nueva versión de Manga de Clavo no pudo ser otra que la excusa de presentar su último libro (Grandeza), aunque por confesiones de el mismo a lo largo de los años es bien sabido que ninguno de sus obras ha sido obra de su autoría realmente, razón por la que los ha tenido que maquilar a través de dos individuos igual de ignorantes en el tema que pretende, que viven bien del presupuesto desde el 2018 y que por la tesitura de lo que aborda es muy fácil elucidar incluso hasta el autor.
No es de extrañar que el libro fue sacado prontamente en el contexto de la exposición periodística del Cartel tabasqueño conocido como "La barredora" y la captura de uno de sus cabecillas en Paraguay. De aquí que fuera difundido nada menos que por Adán Augusto López quien como "hermano" putativo del expresidente-y a quien se vincula públicamente con dicho grupo-aprovechó para comprar y regalar masivamente ejemplares del mismo con un costo millonario que no se justifica con su sueldo como Senador del régimen. Lo anterior explica también por qué el expresidente como dueño de dicha publicación se negó a realizar una gira editorial como es costumbre para publicitar Grandeza e inmediatamente volvió a sumergirse en las sombras (ya sea en su rancho militarmente protegido o donde se encuentre).
Haciendo de lado estos detalles no menos relevantes, esta publicación pretende echar un manto de olvido sobre crímenes del pasado y del presente; en primer lugar, sobre el canibalismo característico de muchas culturas prehispánicas como los mayas en su fase decadente y los mexicas, quienes hicieron del canibalismo no una práctica aislada sino parte de su economía hegemónica durante dos siglos de abuso contra todas las demás etnias que finalmente los vencieron con un ejército de 120,000 nativos y tan solo 400 españoles.
Dentro de la hilaridad se pretende desde el texto desacreditar esta práctica bastante documentada incluso por la antropología forense-razón por la que el eminente arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma se constituye como uno de los más acérrimos críticos de este intento de libro-acudiendo su autor no a pruebas sino a retórica burda y falsamente indigenista, tratando de negar un hecho histórico bajo la falacia de que la mayoría de los autores de los códices que registran esta práctica eran frailes franciscanos; como si esto fuera suficiente para sepultar el temible tzompantli o torre de los cráneos descubierta hace 7 años y cuya existencia negaban los falsos indigenistas al servicio del sistema político mexicano (desde el cardenismo en los años treinta) como "calumnia y propaganda de los conquistadores".
En contraparte en cuanto a lo presente, el libro pretende hacer olvidar a las víctimas recientes de exterminios sistemáticos; a los autores de esos nuevos tzompantlis como los descubiertos en el Rancho Izaguirre este mismo año y cuyos autores-también practicantes de ritualismo pseudoindigenista-adoran igualmente a la muerte y otras tantas entidades de corte maligno incluso para los indígenas reales.
Siguiendo la misma escuela criminal de estafadores como Joseph Goebbels o Eulalia Guzmán, el libro no solo se presenta en el peor momento posible-no siendo adquirido por nadie y teniendo que difundirse gratuitamente por PDF en la mayoría de los casos-pues solo se presenta como una pérdida por partida doble: para la editorial responsable que tiró a la basura papel y tinta así como para quienes se han visto obligados a malgastar el tiempo en leer más de 600 páginas de ignorancia dolosa, autojustificaciones al más puro estilo santanista o echeverrista, y una serie de dislates antihistóricos.