
Este espacio busca derribar la idea de que el arte es exclusivo o reservado para ciertos círculo.
Lo que comenzó como una charla entre amigas terminó por convertirse en una propuesta cultural con espíritu comunitario. "Bazaart" es una iniciativa que busca abrir un espacio de encuentro entre artistas visuales locales y el público duranguense, promoviendo el acceso al arte a través de un formato cercano, precios accesibles y una sede poco convencional: el estudio particular de sus organizadoras, en el tradicional barrio de Analco.
Las creadoras del proyecto son Nelly Daniela Hernández, arquitecta y pintora; Sunny Lee, psicóloga y artista visual; y Clarisa Elizalde, licenciada en artes visuales. La propuesta nació de su experiencia como creadoras que, a lo largo del tiempo, han enfrentado la falta de espacios abiertos para compartir su obra sin filtros comerciales o exigencias de trayectoria.
"Sabíamos que muchas personas no se acercan al arte porque sienten que no es para ellas", comentó Hernández.
Arte que invita, no que excluye
A diferencia de otros encuentros centrados en la compraventa, "Bazaart" plantea un modelo que prioriza el diálogo y la participación. La convocatoria para artistas fue abierta, inclusiva y multidisciplinaria, sin distinciones entre nombres consolidados y talentos emergentes. Lo importante: tener la disposición de compartir el trabajo, más allá de su estilo, técnica o currículum.
Además de la exposición de obra, el evento incluye talleres accesibles al público general, pensados como puertas de entrada al mundo de la creación artística.
"No se requiere experiencia ni conocimientos previos para participar; cada sesión estará acompañada de una guía básica. Queríamos que cualquiera pudiera acercarse a hacer arte sin miedo ni prejuicios", explicó Lee.
Una experiencia de proximidad
Más que un escaparate comercial, "Bazaart" propone una experiencia íntima y directa entre artistas y asistentes. El precio accesible de las piezas no responde a una lógica de mercado, sino a una intención, hacer del arte algo posible, cotidiano y cercano. Ya sea para comenzar una pequeña colección, hacer un obsequio significativo o simplemente mirar con otros ojos el trabajo creativo que se produce en Durango.
Al eliminar formalidades y ofrecer un ambiente relajado, este espacio busca derribar la idea de que el arte es exclusivo o reservado para ciertos círculos. En su lugar, propone una convivencia natural entre creadores y comunidad, donde las preguntas, las historias y las emociones que rodean cada pieza se compartan de manera abierta.
Hacia una comunidad más conectada
Las organizadoras coinciden en que no se trata de resolver de un golpe los desafíos del ecosistema artístico local, pero sí de generar un punto de partida. "Queremos crear condiciones para que los artistas se queden, para que puedan seguir creando desde aquí, con gente que los escuche y valore", concluyó Lee.
"Bazaart" es, en esencia, una apuesta por transformar la manera en que se percibe y se vive el arte en Durango, no como espectáculo ajeno, sino como una posibilidad compartida.



