
Canasta básica, bajo presión por alzas en alimentos y nuevos aranceles
El arancel de 17 por ciento al tomate por parte de Estados Unidos, representa un duro golpe y se suma al difícil panorama por la inflación en varios alimentos de la canasta básica.
El vicepresidente de Asuntos Financieros y Mercados de la Cámara Nacional de Comercio (Canaco), Arnoldo Gutiérrez, expuso que el huevo y el tomate ya, de por sí, registran una considerable inflación.
“El huevo tiene una inflación en lo que va del año de aproximadamente el siete por ciento; pero no solo el huevo, también estamos viendo otros productos proteicos o cárnicos como el cerdo que aproximadamente calculamos que es un 12 por ciento lo que va a subir este año, la carne de res un 18 por ciento, y el pollo alrededor del siete por ciento”, dijo.
“La carne de res ya sabemos que también tiene problemas por los temas del gusano barrenador, pero también porque han aumentado los insumos, en particular los granos con los que se alimenta el ganado”, estableció.
El huevo, por los cielos
En el caso específico del huevo, explicó que el precio por unidad es de alrededor de 3.10 o 3.20 pesos, en promedio, y es uno de los productos que más se consumen.
“Es la principal fuente proteica de los mexicanos y de los duranguenses, más que incluso las carnes”, mencionó.
Asimismo, afecta el arancel de 17 por ciento al jitomate, aunque comentó que una parte la va a absorber el consumidor y el importador de Estados Unidos y, otra parte, el exportador y el productor mexicano.
“En lo que tenemos un poquito de esperanzas es que el propio consumidor de Estados Unidos haga presión a la hora de que sienta en su bolsillo el tema del precio y el presidente Trump regrese a no tener impuestos en ese tema”, indicó.
Panorama
Las exportaciones de tomate se realizan principalmente desde Sinaloa, Baja California, Sonora y Michoacán. El impacto económico potencial podría ser un aumento de costos ya que, si se aplican aranceles, los tomates mexicanos serían más caros para el consumidor estadounidense, lo que podría reducir la competitividad frente a productores locales o de otros países.
También podrían registrarse pérdidas para productores mexicanos, riesgo en el empleo e inflación alimentaria en Estados Unidos.
Se estima que entre el 65 y el 70 del tomate fresco consumido en dicho país proviene de México.