Nosotros

CARIÑOTERAPIA

Castillos en el aire

Castillos en el aire

Castillos en el aire

VANESSA BARDÁN PUENTE

Hay amores, proyectos, promesas y hasta versiones de uno mismo que se construyen en el aire... ligeros, brillantes, soñadores.... Los famosos castillos en el aire.

No requieren terreno firme, ni planos, no permisos de construcción. Basta con una ilusión, un par de palabras bonitas y un corazón con ganas de creer. Y ahí vamos. Levantando torres con mensajes de madrugada, decorando salones con "algún día" y colgando cortinas hechas de "te juro que esta vez sí". Caminamos por pasillos que aún no existen, pero sentimos reales. Habitamos esos espacios como si fueran nuestros, y en cierto modo lo son...

Porque los castillos en el aire tiene su encanto: te hacen sentir vivo, te permiten soñar lo que en tierra no te atreves, son refugio cuando el presente es áspero o el pasado pesado.

Hay historias donde los soñadores tienen mucho deseo y falta de tierra, donde uno promete castillos y la otra persona ve belleza hasta en una ruina, uno sueña construir un gran amor y el otro sueña ser amado sin sentirse exigido, uno sueña con un "sí" que se sostenga con actos y el otro sueña con que lo entiendan, incluso cuando se esconde, ambos sueñan, pero no siempre el mismo sueño. Una parte sueña pero se queda flotando o se esconde cuando la brisa cambia, no baja del sueño a lo concreto y la otra parte... a ese sueño ya le pone ventanas, chimenea y un jarrón con flores en una mesa. Uno lo siente como algo mágico, espontáneo o inesperado y el otro como algo sagrado, transformador y con destino.

El amor no basta con sentirlo, hay que elegirlo conscientemente con todo lo que implica: presencia, renuncia a lo que interfiere y disposición a construir. Porque los castillos en el aire no resisten tormentas, no tienen cimientos, no tienen raíces. No tienen muchas veces, más que viento disfrazado de promesas. Y cuando el viento cambia, cuando el otro se va o no aparece la realidad llama a la puerta, se caen y tú, caes con ellos. No porque hayas sido ingenua, sino porque quisiste creer, sentiste algo que para ti si fue real.

Pero he aquí una verdad que a veces cuesta aceptar: No todo lo que imaginas está destinado a existir fuera de ti. No todo el amor imaginado se vuelve amor correspondido, no toda promesa tiene un alma dispuesta a cumplirla y no todo "sí" cargado de ternura significa un "sí aquí me quedo contigo". Entonces toca soltar, recoger los escombros del aire y volver a ti. No para dejar de soñar, sino para aprender a soñar con los pies en la tierra y el corazón bien despierto, para distinguir entre lo que se puede construir de a dos y lo que solo existe mientras tú lo sostienes sola.

Se necesita voluntad y estructura para hacer que el sueño baje a la realidad. Castillos en el aire... Sí los he conocido, los he amueblado con esperanza y los he perdido con lágrimas. A veces cuesta soltarlos porque inviertes el alma en convertir ese sueño en hogar...

Para que ese Castillo deje de estar en el aire y se vuelva real, habitable, sostenido, uno tendría que madurar emocionalmente y la otra parte dejar de comprar promesas sin actos y ambos tendrían que elegirse de verdad, no solo desde la ilusión, sino desde el presente.

Los sueños necesitan cimientos o terminan volviéndose jaulas invisibles. Puedes seguir soñando pero solo hasta donde el otro también quiera construir. Para que se vuelva real las almas tienen que elegirse con el corazón despierto y el ego calmado y eso requiere presencia, honestidad y tiempo.

Por ahora prefiero una casita chiquita pero firme, donde lo que se dice se hace, donde lo que se sueña se camina, donde el amor no se promete: se vive... Y tú ¿sigues construyendo arriba... o ya estás listo para plantar algo real?

Escrito en: Cariñoterapia sueña, otro, aire, tienen

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Nosotros

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas