
Chicago, 'zona de guerra' y la representación duranguense que tiene
La ciudad de Chicago se encuentra en el centro de una escalada en la aplicación de la ley migratoria, un escenario que ha generado alta tensión en la comunidad mexicana y, por ende, gran parte de la comunidad duranguense.
Esta situación subraya la complejidad e inestabilidad que enfrentan las familias migrantes, con su trabajo, son un pilar fundamental para la economía de Illinois y para el sostenimiento de sus familias en México.
La Intensificación de operativos
Recientes reportes indican una intensificación de las operaciones federales de control de inmigración en el área de Chicago, lo que ha modificado la vida cotidiana de las comunidades latinas. La presencia visible de agentes y las consecuentes protestas han generado una atmósfera de incertidumbre. Incluso, la administración de Donald Trump ha catalogado a la metrópolis como una "zona de guerra".
La propia ciudad de Chicago y el Estado de Illinois han respondido a esta situación mediante acciones legales, buscando limitar el despliegue de fuerzas federales y garantizar los derechos de los residentes.
Tras la actividad reciente, Brandon Johnson, alcalde de Chicago, comentó que habría "zonas libres de ICE", lo que imposibilitaría la llegada de los agentes a puntos de reunión para la comunidad migrante.
La comunidad mexicana en Chicago
Este ambiente de cautela ha afectado directamente a los centros de actividad mexicana, como La Villita (Little Village). Este distrito, un motor comercial fundamental en Chicago, ha registrado una notable disminución en las ventas de sus más de mil negocios, reflejando el impacto económico directo que el miedo a los operativos tiene en el comercio local.
A pesar de la incertidumbre y el miedo generados por la escalada en los operativos, es fundamental reconocer el valor de la comunidad mexicana, con la notable conexión de la duranguense en Illinois y otros estados de EUA.
Si bien las respuestas del gobierno local, como la promesa de "zonas libres de ICE," reflejan el reconocimiento de esta importancia, dicha postura no empata con la agenda migratoria que el gobierno de Donald Trump presenta día con día. Por ello, la comunidad migrante se enfrenta a una doble realidad política, el apoyo local contrasta con la rigidez federal, obligando a mantener una atención constante a los desarrollos en suelo estadounidense.