
Concluye taller de escritura escénica en el CECOART
Con la intención de transformar la experiencia personal en materia escénica, la dramaturga, escritora y artista escénica Karen Guadalupe Medina Galindo, impartió el taller “Desde el silencio hasta la escena: escritura escénica desde el yo poético”, el cual reunió durante tres días a participantes de distintas edades y trayectorias, quienes exploraron, a través del cuerpo y la palabra, formas poéticas de narrarse a sí mismos.
Con el Centro Estatal del Conocimiento y las Artes (CECOART) como escenario, este taller buscó abrir un espacio seguro y expresivo para jóvenes, adultos y personas neurodivergentes interesadas en la escritura desde un enfoque vivencial.
Las sesiones estuvieron centradas en técnicas de autogestión creativa, autoreconocimiento y exploración poética, dramatúrgica y literaria contemporánea.
UN TALLER PARA DESAPRENDER Y CREAR
Tras concluir este taller, Karen Guadalupe explicó en entrevista que el objetivo principal fue “desinhibir al artista para poder escribir desde su propia vivencia y desde su propia realidad, desde el autoreconocimiento y la autogestión”.
Para lograrlo, cada sesión se enfocó en comprender conceptos clave como poesía, poética y dramaturgia, para después desprenderse de las estructuras tradicionales y abrir paso a corrientes más contemporáneas como el posdrama.

“De tal forma que se fueran relacionando consigo mismos, consigo mismas y con su entorno”, compartió la tallerista. Al final del proceso, los ejercicios desarrollados en cada sesión se integraron en una creación final que permitió a cada participante experimentar y comenzar a construir su propia poética personal.
DIVERSIDAD Y DIÁLOGO INTERGENERACIONAL
Uno de los aspectos más destacados del taller fue la diversidad del grupo, pues la persona más joven tenía 16 años y la de mayor edad, 77. Entre los asistentes hubo maestras, ingenieros, estudiantes de preparatoria, fotógrafas y personas con formación en ciencias, lo que enriqueció el diálogo y la experiencia compartida.
“Uno pensaría que por la diferencia de edades y la diversidad que había, el grupo no se iba a sentir cómodo o que no iba a fluir, pero la verdad es que fluyó bastante bien. Todos tenían algo que decirse y se complementaron de una manera muy amena”, mencionó Karen Guadalupe.
En total, participaron 11 personas, una más de las que originalmente se contemplaron. El ambiente fue, según la tallerista, propositivo, creativo y profundamente respetuoso.
DESAPRENDER PARA LIBERAR LA ESCRITURA
En cuanto a los retos que enfrentaron las y los asistentes, Karen comentó que el principal obstáculo fue soltar las ideas preconcebidas sobre lo que debe ser la poesía o la dramaturgia.
“Justamente lo que yo les pedí es que en este taller todos íbamos a desaprender aquello que ya traíamos aprendido acerca de los conceptos de lo que es la poesía o de lo que es la poética, para podernos permitir ser más creativos. Y siento que de los problemas que hubo fue que muchas veces nos da miedo soltar aquello que conocemos, el no permitirnos experimentar ante lo desconocido”.

Sin embargo, aseguró que los resultados fueron muy positivos, especialmente por el compromiso y la entrega del grupo.
Más allá del aprendizaje técnico, Karen Guadalupe se mostró conmovida por el impacto emocional y personal del taller.
“Más que nada, el sentir que de alguna u otra manera me retribuyeron más ellos a mí que yo a ellos. Me dijeron ‘justamente todo esto que aprendí era lo que necesitaba para seguir escribiendo’. Saber que pude ser parteaguas para que se reencontraran con lo que les gusta, fue lo que más me gustó”.
UN SEGUNDO TALLER, EN PLANES
Debido al entusiasmo de los asistentes, ya se contempla una segunda edición o una versión extendida del taller. “Los alumnos me propusieron que estaría muy bien hacer una continuación, porque se quedaron con ganas de más”, comentó Karen.
Finalmente, al dirigirse a quienes escriben o desean hacerlo pero aún no se atreven, dejó un consejo general. “Pienso que todos tenemos algo que expresar. Todos tenemos algo que decir. Y de alguna otra forma, bajarlo al papel es la manera más leal que tenemos para poder después transformarlo en lo que queramos”.
