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SALUD MENTAL

Cuando ‘amar’ duele: así se vive la codependencia

El mensaje que buscan transmitir es que la codependencia puede prevenirse y tratarse, siempre que exista disposición a reconocerla.

Cuando ‘amar’ duele: así se vive la codependencia

Cuando ‘amar’ duele: así se vive la codependencia

JUAN M. CÁRDENAS

La codependencia es una condición emocional que se ha descrito como una enfermedad, difícil de reconocer porque sus manifestaciones suelen confundirse con actos de amor, entrega o cuidado hacia los demás. Sin embargo, especialistas y miembros de grupos de autoayuda señalan que detrás de la codependencia existen dinámicas que producen dolor, dependencia emocional extrema y una incapacidad para poner límites en las relaciones personales.

En Durango, el grupo Codependientes Anónimos “Despertares” organiza anualmente una junta pública de información con el fin de dar a conocer qué significa vivir con esta enfermedad y cómo es posible iniciar un proceso de recuperación. Este año, la reunión será el sábado 6 de septiembre en el auditorio de la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED), a las 16:00 horas, con entrada gratuita y abierta a todo público.

¿QUÉ ES LA CODEPENDENCIA?

Lorena, integrante del grupo “Despertares”, explica que se trata de una enfermedad compleja y poco conocida socialmente. “Una persona codependiente vive en función de lo que sienten o hacen los demás. Si los otros están felices, ella está feliz; si los otros se enojan, busca cómo complacerlos porque siente que es responsable de su bienestar e incluso de su destino”, relata.

De acuerdo con su testimonio, la codependencia surgió desde la infancia, cuando en su hogar se generaron condiciones de responsabilidades emocionales o de cuidado, a los hijos mayores. En su caso, asumió el papel de cuidadora de una hermana con epilepsia para evitar sufrimiento a su madre, lo que la llevó a desarrollar patrones de sobrecarga y control que más tarde repitió en la relación de pareja y con sus propios hijos.

“Una de las características es la alta tolerancia al sufrimiento. Se cree que hay que pagar un precio para merecer amor o aceptación. Por eso muchas mujeres soportan maltratos de todo tipo con tal de no quedarse solas”, explica.

CONSECUENCIAS EN LA VIDA PERSONAL Y FAMILIAR

Los efectos no solo recaen en quien vive con codependencia, sino también en su entorno. Lorena señala que la relación con una persona codependiente puede sentirse como un “juego del gato y el ratón”, pues, por un lado, hay intentos constantes de control y, por otro, resistencias que generan conflictos continuos.

“Yo pensaba que lo hacía todo por amor, pero en el fondo era miedo a la pérdida”, añade.

Con el tiempo comprendió que esos patrones se transmiten de generación en generación. “Así como mi mamá me los transmitió a mí, yo los repetí con mis hijas”.

Aline, otra de las integrantes de “Despertares”, coincide en que la negación es uno de los principales obstáculos para reconocer la enfermedad. “Yo decía que no era codependiente. Llegué al grupo pensando que los problemas eran de mi hermana (enferma de anorexia). Pero al escuchar las características me di cuenta de que dependía de los demás para sentirme bien y que estaba llena de resentimiento”, recuerda.

Su testimonio refleja otro rasgo común: la ira y la autoexigencia. “Yo reaccionaba con enojo a todo y me culpaba de los problemas. También me exigía demasiado en mis estudios, buscando demostrar que podía más que los demás. Era perfeccionismo disfrazado”, comenta.

LA CODEPENDENCIA COMO PROBLEMA DE SALUD EMOCIONAL

“El 96 por ciento de las mujeres somos codependientes y yo siempre he dicho que el otro cuatro por ciento no lo sabe”, considera Lorea. Por lo que el programa de recuperación de Codependientes Anónimos la describen como una enfermedad emocional progresiva, que puede derivar en problemas más graves como depresión, ansiedad, adicciones o incluso intentos suicidas si no se atiende.

Los grupos de Codependientes Anónimos trabajan bajo el modelo de 12 pasos, similar al que siguen organizaciones como Alcohólicos Anónimos, pero enfocado enteramente en las emociones. Su objetivo es que cada persona identifique patrones de control, dependencia y falta de límites, para luego iniciar un proceso de recuperación personal.

“Lo que hacemos es un trabajo interior. Aprendemos a dejar de cargar con la vida de otros y asumir la nuestra. Poco a poco también la familia lo entiende, aunque al principio hay resistencia”, explica Lorena.

PREJUICIOS Y ESTIGMAS

Uno de los mayores retos, afirman las entrevistadas, es el estigma que existe alrededor de los grupos de autoayuda. “Mucha gente cree que quienes asistimos a estas reuniones estamos locos. Pero en realidad es más vergonzoso andar mendigando amor o permitir cualquier tipo de maltrato que buscar apoyo”, Lorena.

El grupo “Despertares” tiene casi 20 años de trabajo en Durango. Según sus integrantes, cada vez llegan más mujeres jóvenes que reproducen los mismos patrones de dependencia y que, sin apoyo, corren el riesgo de caer en relaciones destructivas o en problemas de salud mental.

SÍ HAY ESPERANZA

Pese a lo doloroso de los testimonios, ambas coinciden en que la recuperación es posible. Pues con la misma energía que antes usaban para agradar a los demás, ahora trabajan en sí mismas. Entendiendo que es un proceso lento, pero que permite salir adelante.

Aline añade que el grupo le permitió recuperar confianza en sí misma y en su fe: “Hoy me hago cargo de mí y aprendí a poner límites. Aún hay inseguridades, pero ya no son como antes. El programa me salvó de tener un fondo de sufrimiento más fuerte”.

El mensaje que ambas buscan transmitir en la próxima junta pública es que la codependencia puede prevenirse y tratarse, siempre que exista disposición a reconocerla.

“Sí hay un programa de recuperación, sí hay un grupo y lo más importante: no se está sola”, concluyen.

Escrito en: Violencia Intrafamiliar Salud Mental Codependencia grupo, codependencia, patrones, demás.

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