Deterioro de economía, realidad tras cierres en Paseo Durango
Por años, Paseo Durango fue símbolo de la modernidad de una capital que aspiraba a crecer y competir. Era, literalmente, "el paseo" de las familias, el lugar donde convergían consumo, convivencia y una cierta idea de prosperidad. Hoy, entre baches, baños deteriorados y locales que cierran, el ícono comercial de la ciudad se apaga lentamente.
El reciente cierre de Applebee's y RadioShack no es solo un problema de rentas altas o mantenimiento deficiente, sino también un síntoma claro del malestar económico que atraviesa Durango. Las empresas se van porque no venden, pero no venden porque la gente no compra. Y la gente no compra porque el dinero no alcanza. Así de simple.
Tal y como lo reconocen empresarios y autoridades, las empresas se está retirando por baja rentabilidad, reestructuras internas y, sobre todo, por los altos costos de operación que ya no se compensan con las ventas. Lo dicen con diplomacia, pero su mensaje es contundente: mantener un negocio en Durango es cada vez más difícil, incluso para marcas consolidadas.
El problema no solamente son las condiciones del inmueble, como lo quieren hacer creer. Se trata de una consecuencia algo más profunda, como lo es el que el poder adquisitivo de las familias duranguenses se ha venido erosionando en los últimos tres años, en la primera mitad del actual sexenio.
La realidad es que los precios suben más rápido que los ingresos y el consumo se ha vuelto selectivo. Las salidas al centro comercial ya no son frecuentes como antes; las comidas fuera de casa se reducen; los gastos se priorizan en lo esencial. En términos simples, cuando la gente no consume, los negocios no sobreviven.
En ese contexto, el caso de Paseo Durango no puede analizarse únicamente como una cuestión de mantenimiento o de rentas. Hablamos de indicativos visibles de una economía local que se está desacelerando. No importa cuántos spots del gobierno se transmitan sobre crecimiento o inversión; los hechos hablan por sí solos.
El reconocimiento de la situación es un primer paso; sin embargo, es también una radiografía de la distancia entre el discurso y la realidad. Mientras el gobernador Esteban Villegas habla de nuevos proyectos o las supuestas inversiones, la realidad cotidiana del ciudadano promedio se mide en cierres, desempleo y precios cada vez más elevados.
La falta de inversión privada real y la pérdida de confianza empresarial son evidentes. A tres años de esta administración, los anuncios de desarrollo siguen en papel, y los inversionistas prefieren esperar antes de arriesgar su capital. La promesa de un Durango "abierto a los negocios" se enfrenta con la falta de resultados tangibles.
EN LA BALANZA.- Mientras el gobierno estatal insiste en pintar a Durango como una entidad segura, "libre de secuestros" y con índices delictivos en descenso, los operativos federales de los últimos días han mostrado una realidad muy distinta. La detención de un líder criminal dedicado al secuestro y tráfico de personas, así como el aseguramiento de bodegas repletas de drogas, precursores químicos e hidrocarburos ilegales, exhiben que la supuesta calma duranguense es más discurso que evidencia.
CERROS SECOS Y PELONES... Y en La Laguna de Durango, el colmo de la incoherencia. La Secretaría de Salud del Estado, entre sus recortes de personal, decidió despedir a una técnica radióloga en plena conmemoración del Mes Rosa, cuando el discurso institucional abunda en llamados a la prevención y detección oportuna del cáncer de mama. Mientras se pintan moños y se organizan caminatas simbólicas, se cesa a quienes hacen posible esa labor en la práctica. No hay presupuesto, dicen, pero siempre hay margen para el disimulo, la arbitrariedad y el despido sin razón congruente.
X: @Vic_Montenegro