
Marchas. Han sido diversas marchas realizadas este año en la capital para exigir la aparición de personas desaparecidas, principalmente jóvenes, algunos que ya regresaron con su familia, pero otros de los que aún no se sabe nada.
Durango y Sinaloa comparten más que una frontera: comercio, cultura, turismo y familias. Por ello, lo que ocurre en Mazatlán también impacta en Durango, y los hechos de violencia, así como los reportes de personas desaparecidas, no pueden considerarse situaciones aisladas, señalan.
"Cada caso de desaparición es una herida abierta para la sociedad", afirmó la regidora Mariana Verduga, quien subrayó la necesidad de ser solidarios con las familias que enfrentan la angustia de no saber el paradero de sus seres queridos.
Advirtió que las familias viven momentos de incertidumbre y preocupación, e insistió en que la violencia no debe enfrentarse con indiferencia ni silencio institucional. "Las investigaciones sobre las personas desaparecidas de Durango en Mazatlán deben ser una prioridad, no una estadística más. Es urgente que exista comunicación constante entre las fiscalías y cuerpos de seguridad", recalcó.
Señaló que es indispensable garantizar la protección de las víctimas, el acompañamiento a las familias y resultados reales en las búsquedas.
"Los gobiernos deben ser sensibles, actuar con rapidez y coordinar esfuerzos sin excusas burocráticas ni protagonismos políticos. La vida humana debe estar por encima de cualquier diferencia", agregó.
Aclaró: "No se trata de generar alarma, sino de promover la prevención y la información responsable (...) debemos actuar con precaución y estar atentos a las indicaciones oficiales".
"La seguridad y la integridad de las personas deben colocarse por encima de cualquier frontera o color partidista. Necesitamos gobiernos que actúen en conjunto, porque la vida y la paz no tienen color político", puntualizó.