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El legado de falsedades de López Obrador y la urgencia de un México crítico

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El legado de falsedades de López Obrador y la urgencia de un México crítico

El legado de falsedades de López Obrador y la urgencia de un México crítico

ROSARIO ADRIANA MOTA BOLÍVAR

En los seis años donde reinó Andrés Manuel López Obrador, México enfrentó crisis económicas, sanitarias y de seguridad y la epidemia de desinformación proveniente de la máxima figura del poder. Su elocuencia basada en la polarización y la autojustificación estuvo acompañada de mentiras y más mentiras con el único fin de engañar teniendo como resultado disminuir la confianza en las instituciones y normalizar la posverdad en la política mexicana, que, según el Diccionario de la Real Academia Española, es entendida como "la mentira emotiva es un neologismo que implica la distorsión deliberada de una realidad en la que priman las emociones y las creencias personales frente a los hechos objetivos, con el fin de crear y modelar la opinión pública e influir en las actitudes sociales".

Fue un triste sexenio marcado por la manipulación. Desde el inicio de su gobierno, López Obrador utilizó sus conferencias mañaneras como plataforma para difundir novelas y fantasías ventajosas y convenientes, muchas de ellas contrarias a los datos oficiales o a verificación de hechos con los llamados fact-checkers independientes, quienes son profesionales encargados de analizar minuciosamente la información presentada y contrastarla con fuentes confiables antes de emitir un juicio sobre su veracidad. Algunos ejemplos emblemáticos incluyen:

1. "El huachicoleo se acabó" (2019): Pese a su anuncio triunfalista, el robo de combustible continuó, con cifras de Pemex que revelaron pérdidas millonarias en años posteriores.

2. Negación de la crisis de desaparecidos: Mientras organizaciones documentaban más de 100,000 personas desaparecidas, AMLO minimizó el problema, llegando a afirmar que "los familiares eran manipulados por sus adversarios".

3. Las cifras de homicidios: Insistió en que la violencia disminuía, pese a que su sexenio cerró como el más sangriento en la historia moderna, con un promedio de más de 30,000 homicidios anuales.

4. La "austeridad republicana": Prometió acabar con el gasto superfluo, pero destinó millones a obras faraónicas como el Tren Maya o Dos Bocas sin estudios de impacto real, y su gobierno gastó más en publicidad que administraciones anteriores.

5. La vacunación contra Covid-19: Aseguró que México estaba "a la cabeza" en América Latina, cuando en realidad enfrentó retrasos y opacidad en la adquisición de dosis.

No, no son simples errores: son patrones de un liderazgo que privilegió el relato sobre la realidad, incluso cuando las consecuencias afectaron a millones.

Y es que el costo de la mentira institucionalizada no es sólo cuestión de ética, sino social, porque normalizó la impunidad. Fue fácil para sus funcionarios: si el Presidente puede falsear datos sin consecuencias, ¿por qué no habría de hacerlo yo?

Actuó con ventaja al debilitar el contrapeso desacreditando a los medios, académicos y organismos autónomos como el Inegi o la CNDH, y sembró desconfianza en quienes podrían fiscalizarlo y de esta manera logró polarizar el debate en donde sus seguidores repitieron consignas sin cuestionar, y aquí viene lo más perverso: "él es honrado, aunque se equivoque", mientras sus críticos fueron tachados de "fifís" o "neoliberales".

México tiene pendiente "despertar" hoy, con un nuevo gobierno que hereda su estilo con Claudia Sheinbaum. Los mexicanos enfrentamos un dilema que, la verdad, no es difícil de resolver; sólo es cuestión de dejar de ver las dádivas de dinero como un favor y saber que la realidad de seguir creyendo en promesas vacías es lo que tiene a nuestro país hundido, y exigir transparencia y resultados.

La solución requiere a medios y ciudadanía vigilantes; tenemos la urgencia de rechazar el fanatismo político y demandar evidencias, no discursos. ¿Por qué cree usted que se desacreditó a los organismos públicos y autónomos? Fueron usados como herramientas propagandísticas debilitándolas hasta acabar con ellas. Necesitamos restaurar el prestigio de dichos organismos y volver a darles fuerza, porque se necesita transparencia.

Ya rogarles a los ciudadanos resulta cansado. El "por favor ten memoria" recuerda las falsedades de AMLO, que no fueron "errores inocentes", sino tácticas para concentrar poder.

En serio, mexicanos: nuestro país merece líderes que respeten su inteligencia, no caudillos que la menosprecien. El primer paso para lograrlo es despertar de la complacencia.

Escrito en: OPINIÓN organismos, realidad, López, México

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