
El nuevo estatus quo
La narrativa que ha montado el régimen para tratar de hacer una defensa mediática ante los hechos de las últimas semanas también envía un mensaje a la sociedad: el nuevo estatus quo llegó para quedarse, al menos por un buen tiempo (eso piensa la élite del régimen), quienes lo quieran cambiar, considerenlo o atenganse a las consecuencias.
La corrupción a gran escala que involucra a instituciones del gobierno federal, gobiernos locales y a grupos del crimen organizado, como en el caso del "huachicol fiscal", es el nuevo estatus quo. El empoderamiento y corrupción de las élites militares que ahora tienen acceso a recursos económicos como nunca antes en la historia moderna del país, es el nuevo estatus quo.
La destrucción institucional de los avances logrados en las últimas décadas para que instituciones independientes del gobierno en materia transparencia, democracia, derechos humanos, pudieran garantizar el respeto a los derechos humanos consagrados en la Constitución, es el nuevo estatus quo. Un poder judicial militante y afín al régimen es el nuevo estatus quo.
Para quienes piensen entrar en política o tener un liderazgo social para cambiar la situación en sus localidades, sepan que muy seguramente terminarán asesinados, el gobierno federal no hará nada por evitarlo, además de enviar las condolencias de rigor y expresar su "solidaridad" con la familia de los deudos.
Las últimas pruebas están ahí: asesinaron a un líder de productores agrícolas en Michoacán y a un presidente municipal de oposición en ese estado que era considerado incómodo para el régimen. Lo dejaron que hiciera lo que pudiera con los pocos recursos que tenía, hasta que las organizaciones criminales tuvieron la oportunidad de asesinarlo.
Además de las condolencias a amigos y familiares, la respuesta del régimen, para variar, es reactiva, no preventiva: dados los asesinatos y el enojo social en ese estado, se implementa, al vapor, un plan -otro más- para pacificar Michoacán, un estado que desde hace décadas tiene incrustado al crimen organizado en las actividades productivas que se desarrollan ahí, principalmente las agrícolas.
Ante una marcha de protesta por la situación de seguridad que vive el país, convocada por la "generación z" y los líderes del movimiento del sombrero que dirigía Carlos Manzo, el alcalde de Uruapan asesinado, se desata una respuesta de la policía de la Ciudad de México que no había sido vista en mucho tiempo: reprimir a los manifestantes de una manera que quienes quieran protestar en el futuro lo piensen dos veces: pueden acabar muertos a golpes por la policía o en el hospital y con una demanda de homicidio en grado de tentativa por "atacar" a la policía.
En cada marcha de la oposición aparecen grupos de personas que buscan sabotear estas protestas atacando a la policía, en el caso de la marcha de la generación Z no fue la excepción, grupos violentos atacaron a la policía y esta reprimió no solo a quienes estaban atacandolos sino a cualquiera que tuviera la mala suerte de estar ahí, aunque no tuviera ninguna conducta violenta.
Infiltrar marchas pacíficas con grupos de choque parece un guión bastante socorrido por los regímenes autoritarios para desincentivar la protesta de la sociedad.
La Presidenta se indigna por la polarización del país, sin recordar que fue el ex presidente que la antecedió quién ideó esa estrategia para obtener ganancias políticas y electorales, con los resultados que todos conocemos.
X: @jesusmenav