Espionaje: ¿Cómo opera un dron ‘espía’ estadounidense como el MQ-9B Guardian?
En las primeras horas de este miércoles 13 de agosto, un dron de reconocimiento General Atomics MQ-9B Guardian, perteneciente a Estados Unidos, sobrevoló el espacio aéreo de México. Aunque a simple vista pueda parecer un avión no tripulado más, su diseño y capacidades lo convierten en un auténtico “espía volador” de largo alcance.
El MQ-9B es la evolución del famoso Reaper, adaptado para volar más de 30 horas continuas, incluso en condiciones climáticas adversas. Está equipado con sistemas Detect and Avoid, lo que le permite integrarse al tráfico aéreo civil sin riesgo de colisión, y opera de forma remota gracias a enlaces satelitales que lo conectan con estaciones terrestres a miles de kilómetros.
En su interior y bajo sus alas guarda lo más importante: un conjunto de sensores electro-ópticos e infrarrojos, radares de alta resolución y módulos intercambiables que pueden ir desde sistemas de inteligencia electrónica (SIGINT) hasta plataformas de alerta temprana (AEW). Esto significa que, en pleno vuelo, puede rastrear embarcaciones, vehículos, aeronaves e incluso misiles, enviando cada dato en tiempo real.
Una de sus versiones, conocida como SeaGuardian, está optimizada para vigilancia marítima, mientras que la variante con radar AESA desarrollada junto a Saab le otorga capacidades propias de aviones de alerta temprana, pero con un costo y riesgo mucho menores al no llevar tripulación.
Incluso, el MQ-9B puede trabajar acompañado de drones “sidekick” más pequeños, que se adelantan a zonas de riesgo para recopilar información o atraer la atención de defensas enemigas, protegiendo así al aparato principal.
En resumen, este dron no solo vuela: observa, escucha y analiza. Su presencia en los cielos mexicanos no pasó desapercibida, y confirma que, en el mundo de la inteligencia militar, la guerra silenciosa por la información se libra desde las alturas.