
Extorsionador voluble
La administración Trump avisó a los inversionistas norteamericanos que hacen negocios en otros países que no piensa perseguirlos si sobornan funcionarios. La corrupción internacional recibe la bendición. Trump anunció que se dejaría sin efecto la ley de prácticas corruptas en el extranjero porque el mundo se reía de los Estados Unidos con la persecución del soborno. No pretende modificar una ley vigente hace cerca de cincuenta años, pero instruye a los suyos a ignorarla. Sepan los corruptos que tendrán el respaldo de la administración cuando hacen negocios fuera de las fronteras y se ven obligados a gratificar a los gobiernos locales. Eso de andar respetando las prácticas internacionales en materia de transparencia ponen a nuestros inversionistas en desventaja.
El mismo día en que el presidente firmó el decreto que fomenta la corrupción internacional para mejorar el clima de negocios en el mundo, el Departamento de Justicia retiró los cargos contra el alcalde de Nueva York. La fiscalía olvidaría las acusaciones de que Eric Adams había financiado su campaña con fondos ilegales y que había recibido sobornos durante su gestión. La dependencia federal no hacía el menor intento de disimular el obsequio de impunidad: los pleitos legales dificultaban la colaboración de la alcaldía con la política migratoria de Trump.