Fin de la alianza PRI-PAN y el autoengaño en Durango

La decisión del Comité Ejecutivo Nacional del PAN, encabezado por Jorge Romero Herrera, de romper las alianzas con el PRI, no solo marca un parteaguas en la vida política del blanquiazul, sino también devela las contradicciones internas de Acción Nacional en Durango, un estado donde el panismo se diluyó en la corriente del priismo gobernante.

El mensaje del líder nacional fue más que contundente, sin dejar lugar a interpretaciones ajustadas a conveniencia o placer. El PAN iniciará una nueva etapa y sin alianzas partidistas, apostando por liderazgos ciudadanos y elecciones internas abiertas.

El discurso fue recibido con aplausos en la capital del país, donde militantes panistas de varias generaciones celebraron el regreso a los orígenes del partido. Sin embargo, en Durango cayó como una barrica de agua fría sobre una dirigencia estatal acostumbrada a obedecer y sometida al gobernador priista, Esteban Villegas Villarreal.

En tierra de alacranes, el PAN dejó su esencia para ser parte de la estructura priista. El propio Mario Salazar actúa más como una extensión del Bicentenario que como cabeza de una fuerza política. Lo que en el discurso nacional se presenta como "la recuperación de la identidad panista", aquí se percibe como un acto de insubordinación frente a un sistema que ha cooptado al partido.

El contraste es abismal. Y es que mientras Jorge Romero proclama el fin del "PRIAN" como fórmula de sobrevivencia, el dirigente estatal insiste en que "en Durango las cosas se cuecen aparte", alegando que las decisiones deben tomarse desde las bases, no desde la cúpula nacional. No obstante, es facultad del CEN tomar esta decisión.

El revés de Jorge Romero no solo rompe una alianza, sino que pone además en evidencia la dependencia política del Partido Acción Nacional en Durango. Durante los últimos años, el PAN se ha subordinado a la agenda priista. El caso del presidente municipal Toño Ochoa es otro muy buen ejemplo de ello.

Hoy, con la directriz del Comité Ejecutivo Nacional de competir sin alianzas partidistas, Toño Ochoa está de pie a una encrucijada política. Por un lado, su carrera ha dependido del impulso priista, del Gobernador. Por el otro, su militancia panista le exige definirse ante un liderazgo nacional que ha dejado claro que no habrá más vínculos con el tricolor.

Si el Alcalde capitalino aspira a la candidatura a la gubernatura en 2028, tendrá que decidir si rompe con el control priista o si asume el costo político de mantenerse bajo la tutela del gobernador Esteban Villegas. En el fondo, lo que se juega no es una alianza, sino la posibilidad de que Acción Nacional vuelva a ser una opción real para los ciudadanos.

EN LA BALANZA.- El caso de Carlos Emilio ha dejado de ser solo una tragedia familiar para convertirse en otro pútrido ejemplo de los intereses políticos. Mientras el joven sigue desaparecido, los gobernadores de Durango y Sinaloa se mantienen distantes y más preocupados por los matices de sus discursos, que por coordinar acciones efectivas de búsqueda. La intervención solicitada a la presidenta Claudia Sheinbaum exhibe la desesperación de una madre que ya no confía en las autoridades locales, ni en las promesas vacías de cooperación.

CERROS SECOS Y PELONES... Los constantes cambios en la Jurisdicción Sanitaria número 2 de La Laguna de Durango son el síntoma más evidente de una Secretaría de Salud estatal que navega sin rumbo. En menos de un año, tres titulares han pasado por el cargo, sin que medie explicación alguna ni evaluación pública de sus gestiones. Esta inestabilidad administrativa mina la confianza del personal médico y retrasa cualquier intento de mejorar los servicios de salud en la región.

X: @Vic_Montenegro