Gusano barrenador sacude a Durango aún sin haber llegado
La más reciente decisión del gobierno de Estados Unidos de cerrar su frontera a las importaciones de ganado mexicano es una llamada de atención que va más allá de un problema sanitario, y que revela con crudeza la vulnerabilidad de nuestras cadenas productivas y la falta de reacción oportuna por parte de nuestras autoridades.
El gusano barrenador del nuevo mundo -una plaga que se creía erradicada gracias a décadas de cooperación binacional- ha regresado con fuerza, obligando a tomar medidas drásticas. Washington, en voz de su secretaria de Agricultura, Brooke Leslie Rollins, ha calificado la situación como una amenaza a su "seguridad nacional". Y aunque suena a argumento alarmista, no se puede ignorar que esta plaga representa un riesgo real para su industria ganadera.
No obstante, la medida del vecino país del norte, por dura que pueda ser, evidencia también una reacción tardía por parte de México. La detección del brote de gusano, cuyo nombre científico es "Cochliomyia hominivorax", definitivamente no es nueva, pues ya desde finales del año pasado se hablaba de restricciones en la exportación; sin embargo, no se actuó de manera temprana para contener el avance del parásito.
Como era de esperar, Durango, uno de los estados con cierta solidez en cuanto a producción ganadera, está siendo golpeado de lleno con esta medida. De acuerdo a cifras de la Unión Ganadera Regional, se han dejado de exportar cerca de 160 mil cabezas de ganado. Si la situación no se revierte en las próximas semanas, el ciclo de exportación podría cerrar con una caída histórica.
Y es que, a la fecha, apenas si se ha logrado exportar una tercera parte de lo conseguido el año pasado. Mientras la frontera permanezca cerrada, las pérdidas económicas se acumularán, y miles de animales deberán ser regresados, alimentados, cuidados y, en muchos casos, mantenidos sin propósito claro, lo que representa un fuerte gasto para los ganaderos.
De parte de las autoridades mexicanas, no se trata solo de lamentar las medidas "unilaterales" de nuestros vecinos del norte, sino de asumir que la prevención sanitaria, especialmente en un sector tan sensible como el agropecuario, no puede seguir siendo una asignatura pendiente como muchas otras que atañen a las actividades del campo en nuestro país.
Estados Unidos ha dejado claro que volverá a revisar el estatus sanitario dentro de dos semanas. La pregunta es si el gobierno federal está listo para presentar resultados tangibles, o se continuará improvisando y reaccionando con lentitud. El panorama se antoja de pronóstico reservado, pues si no se actuó desde que se advirtió del problema, difícilmente habrá tiempo de presentar soluciones convincentes ante el tío Sam.
Hoy más que nunca, el campo mexicano necesita no solo voluntad política, sino también eficacia técnica y visión estratégica. El gusano barrenador, más que una plaga biológica, se ha convertido en un símbolo de lo que pasa cuando se deja que los problemas crezcan sin control, que terminan devorándolo todo.
EN LA BALANZA.- El caso Televisa Leaks no solo exhibe la profunda crisis de integridad en algunos medios tradicionales de México, sino también resucita fantasmas del pasado, como el escándalo de Hacking Team en 2014, donde el gobierno de Durango fue señalado por adquirir tecnología de espionaje digital con recursos públicos. Nunca se esclareció quién operó ese equipo a la par de estrategias de desgaste contra todo ente social y público que fuera considerado enemigo de la administración estatal en turno. Menos se supo qué destino tuvo. Hoy, en plena era cibernética, resurgen prácticas sospechosamente parecidas: contenidos anónimos, videos con producción dudosa y estrategias de desprestigio que parecen salidas de "el palomar" de otro sexenio.
X: @Vic_Montenegro