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In vino veritas: en el vino está la verdad

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In vino veritas: en el vino está la verdad

VANESSA BARDÁN PUENTE

Si por algo es mundialmente conocido el vino es por su buen sabor, el vino, tiene una simbología muy importante relacionada con lo divino, con lo místico y con la vida. Aparte de que es muy saludable, yo me pregunto: ¿existe acaso, una bebida mejor? Probablemente no...

Según la mitología griega, Dioniso (Baco para los romanos) era el dios del vino y de la Vid. Representaba el placer y la alegría de vivir. El Papa Francisco comentó en cierta ocasión: El Vino expresa abundancia de la alegría de la fiesta. Inclusive, el primer milagro de Jesús, fue el de las bodas de Caná, a nivel simbólico nos habla de una transformación de lo común: El agua, en vino: la alegría trasformadora. Dicho en otras palabras, el primer milagro a tener en nuestras vidas ¡es ser alegres!

El vino forma parte, junto al amor, de las delicias de la vida, por eso se dice que "vino y queso sabe a beso". El mejor vino, no es necesariamente el más caro, sino el que se comparte. Sin duda, yo creo que una cita con un buen vino da pie a hablar de amor. Le llaman vino pero yo suelo llamarle bebida de soporte emocional, ya que nos obliga a compartir sentimientos, muy seguramente todos tenemos pendiente una copita de vino con alguien...

En pequeñas cantidades, produce una sensación de liberación, relajación y alegría, se reducen tensiones, se sociabiliza y entras en ligera euforia, segregando endorfinas u hormonas de la felicidad. El vino, es capaz de producir un estado de embriaguez, es decir de llevar a un estado de consciencia diferente, vivir la alegría y un estado de transformación, de hecho, el vino ha sido el primer medicamento de la historia contra el dolor.

Tomar una buena copa de vino es algo tan simple y eficaz para terminar el día, a veces este sencillo ritual te hace la vida más feliz y placentera, a veces se vale tener antojo de soledad y de vino. Pasa que andas en casa, que tienes ganas de darte un buen momento para ti y relajarte. Para muchos está mal visto tomar solo, pero, a veces es delicioso tomarte una copa contigo, para reposar tus pensamientos, sin el ruido de un bar, bueno y también por si te descuidas y te tomas una copa de más, no te expones a las multas y no tendrás que llegar a casa, sólo a tu cama. Puede ser, tu momento de gratificación y relax, así de bonita es la vida cuando no dejas que nadie te la complique.

Saca todo lo que vayas a usar: copas, botella de vino, descorchador, comida. Ya no te muevas, descansa. ¿Música, tele o película? Y ¡fuera zapatos!, en verdad, nada más rico que liberarte de los tacones. La auténtica importancia de esta técnica consiste en obligarte a ser consiente del ahora y que hagas este momento, tu máxima prioridad.

No necesitas ser Sommelier francés, para saber que vino elegir: espumoso, blanco, tinto, rosado o quizá solo un aperitivo. Ni conocer el argot del vino, para poder entender el mundo enológico. ¿Primero el vino y luego la comida? o ¿primero la comida y asignamos un vino? ¿qué hay que analizarle al vino? ¿temperatura, sabor, olor? ¿cuánto vino hay que servir en las copas? Es complicado hablar de qué vino, o cuáles vinos, son los mejores del mundo. Lo que sí es evidente, es que hay vinos mejores que otros, según el terruño, la edad de la cepa, el trabajo de viticultura etc.

Me parece que lo importante no es el precio o la denominación de origen, sus premios o etiquetas, más bien que invite a disfrutarlo con todos los sentidos, ya sea solo o acompañado, con toda una gastronomía gourmet o un simple trozo de queso.

Disfruta de la experiencia del vino con toda intensidad, como las francesas, que no engordan, pero disfrutan de panes y pasteles, beben vino y cenan comidas de tres platos.

Y aquí mientras escribo esto, me tomo una copa de Merlot, aromático, de color rubí intenso y sabor suave, reflexiono sobre su proceso de elaboración y creo que dice mucho de nosotros mismos: la vendimia consiste en pisar las uvas para extraer el mosto que contienen y elaborar el vino. A veces, la vida duele... y a veces sacude tan fuerte que parece difícil volver a levantarse. Las uvas deben ser aplastadas para hacer vino, así que cada vez que te sientas bajo presión o en la obscuridad, recuerda estas en un lugar poderoso de transformación, hazlo consiente, que no te consuma la amargura y el dolor. Algunos seres humanos se suavizan con la edad, como el vino; pero otros se ponen agrios, como el vinagre.

Llega el tiempo en que comprendes que un día eres joven y al siguiente quieres una copita de vino para celebrar cualquier situación, la vida es corta, cómprate esos zapatos, tómate esos vinos y róbale un beso a quien te gusta . Date el permiso de tomarte esa copita de vino sin sentir culpa. Sí, porque además de su exquisito y placentero sabor, el vino es necesario para la fiesta de la vida, ya nos advirtió Eduardo Galeano: "todos somos mortales, hasta el primer beso y la segunda copa de vino".

Escrito en: Cariñoterapia vino, vino,, copa, primer

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