
Instrumento del despotismo
Con la suciedad que se ha vuelto rutina, la presidenta cambió de fiscal. Ha dado una muestra de poder y nos ha reiterado que ni la ley ni las formas institucionales le importan. Terminó antes de tiempo el periodo del primer fiscal dizque autónomo por así convenir a la presidenta. Se invocó un cambio burocrático para justificar una renuncia con graves motivos. Se usó de nuevo el servicio exterior como bodega de desechos y chequera que paga deudas y compra silencios.
No hablo del fiscal que se va. Digo solamente que retrata al primer gobierno morenista la designación de este hombre envuelto en escándalos que usó el poder como instrumento de sus venganzas personales y herramienta para satisfacer su vanidad. Para el relevo llega un soldado precedido por una trayectoria igualmente cuestionable. Porque se ha normalizado lo aberrante, se olvida que Ernestina Godoy plagió el trabajo que presentó para recibirse como abogada. Lo documentó Guillermo Sheridan con toda claridad. La abogada responsable de perseguir delincuentes se hizo abogada con un delito. Mucho dice de la descomposición de nuestro debate el que ese hecho que descartaría a cualquier persona para asumir una responsabilidad pública en una sociedad mínimamente exigente, sea ignorado en la nuestra como si fuera algo irrelevante. Cosas de estos tiempos: el relevo de un plagiario es otra plagiaria.