
José 'Pepe' Mujica, expresidente de Uruguay, ha fallecido a los 89 años
Hoy martes 13 de mayo, el mundo político y social se viste de luto tras la partida de José 'Pepe' Mujica, expresidente de Uruguay, quien falleció a los 89 años a causa de complicaciones derivadas de un cáncer de esófago. Mujica, reconocido por su estilo de vida austero y su incansable lucha por la justicia social, dejó una huella imborrable en la historia de la política latinoamericana.
Desde hace meses, el exmandatario había reducido sus apariciones públicas debido al deterioro de su salud, pese a que siguió participando en conversaciones sobre los desafíos políticos y sociales de la región, reafirmando su compromiso con el bienestar colectivo hasta sus últimos días; ayer su esposa, la exvicepresidenta Lucía Topolanski, destacó que Mujica había entrado en etapa terminal de su enfermedad, ante lo cual, ya poco se podía hacer.
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Legado e importancia como presidente
Mujica, electo de 2010 al 2015, se destacó por su estilo de vida austero, pues durante su mandato, rechazó lujos, donó la mayor parte de su salario y residió en una chacra en las afueras de Montevideo, aunado a que su postura respecto al consumismo y la redistribución económica le dio reconocimiento a nivel internacional, incluso siendo icónico el viejo Volkswagen azul con el cual asistía a todas las reuniones con su comité.
Como mandatario, impulsó una serie de reformas que incluyeron la legalización de la marihuana, el matrimonio igualitario y la despenalización del aborto, medidas que posicionaron a Uruguay como un país de avanzada en derechos civiles, y como pionero de muchos movimientos sociales que aún siguen presentes en toda América Latina a día de hoy.

Una figura de liberación social
Antes de llegar a la presidencia, Mujica militó en la guerrilla Tupamaros, luchando contra la dictadura uruguaya, acción que lo llevó a ser capturado por el régimen y por la cual pasó 14 años en prisión, gran parte en aislamiento; tras su liberación en 1985, abandonó la lucha armada y se incorporó a la política institucional, en donde su evolución de guerrillero a líder democrático marcó su trayectoria en la izquierda en Uruguay.
Más allá de su mandato, su legado destaca por su humildad y compromiso social, pues rechazó los lujos del poder y promovió la redistribución económica como eje de su gobierno, aunado a que en foros internacionales, como ante la ONU, defendió la idea de un desarrollo más equitativo, por lo que su discurso sobre el consumismo y la desigualdad sigue resonando en el debate global.
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