
Juana Belén Gutiérrez de Mendoza a 150 años de su nacimiento
Nace en San Juan del Río, Durango, el 27 de enero de 1875, con el nombre de Juana Francisca Gutiérrez Chávez, contaba que había nacido en el camino que iba de Santiago Papasquiaro a San Juan del Río. Hija de Santiago Gutiérrez Lomelí, campesino y de Porfiria Chávez, descendiente de indígenas provenientes de Zacatecas, su niñez la vivió en San Pedro del Gallo, hasta que muere su padre y los deja en la pobreza extrema, por lo que a los 15 años se emplea como doméstica en la ciudad de Durango.
En 1893 contrae matrimonio con Cirilo Mendoza, al que enseña a leer y escribir, se trasladan a Sierra Mojada Coahuila donde él trabaja como rallador en la Mina la Esmeralda. Tienen tres hijos: Santiago, Laura y Julia, antes de cumplir un año, el primogénito muere en 1894, deja en Juana una tristeza que la acompañaría toda su vida. En Coahuila y ante la difícil situación de los mineros, escribe artículos sin firma a los periódicos de oposición denunciando las vejaciones. La Compañía Minera, al descubrirla, la envía a la cárcel, donde dura poco tiempo, debido a las peticiones públicas de la comunidad que solicitaron la libertad de la duranguense. Esta manifestación popular la convirtió en una articulista incisiva, que iba denunciando los aspectos crudos del régimen porfirista: funda en 1900 el club liberal Benito Juárez y se convierte en corresponsal de los periódicos El diario del hogar, El hijo del Ahuizote, fundados por Don Filomeno Mata y Daniel Cabrera respectivamente.
Ante la insistente voz de esta mujer, vuelven a acosarla con intenciones de recluirla de nuevo, por lo que huye a Guanajuato tras vender unas cabras que era lo único que tenía.
Llegando a la ciudad publica un periódico que titula Vésper, en homenaje a la estrella que gustaba observar el pequeño Santiago. Vésper fue elogiado por los anarquistas hermanos Flores Magón, por su valiente denuncia del régimen, pero en diciembre de 1901 por su carácter anticlericalista, (quedaron en la memoria de Juana las actitudes de sumisa obediencia de su madre, una mujer apegada a la iglesia) por orden del Arzobispo de Guanajuato fue denunciada y decomisada su imprenta, aunado a la persecución que Díaz sostenía en contra de sus escritos y su relación con los Clubes Liberales en la Ciudad de México, huye a esta ciudad en pleno año nuevo.
En 1911, luego del estallido de la Revolución Mexicana, se declara la suspensión de garantías individuales, lo que provoco´ que un grupo de intelectuales: Dolores Jiménez y Muro, Gabino Santiago Orozco, Camilo Arriaga, Gildardo Magaña, José Vasconcelos y Juana Belén entre otros, planearan una rebelión militar que debía salir del cuartel de San Diego en Tacubaya, a lo que se llamo´ el Complot de Tacubaya. Su objetivo era una rápida reforma socioeconómica ante la suspensión de garantías, al ser descubierto en marzo, fueron de nuevo encarcelados sus participantes.
En ese mismo año parte a Morelos porque considera que ahí estaba su lucha, apoyando a Zapata y sus compañeros que gestionaban el proyecto agrario que debía defender. El caudillo encomendó el regimiento Victoria a Juana, haciéndola Coronela en el ejército del sur. En agosto de 1914 adopta a dos jóvenes zapatistas.
En 1916 el movimiento carrancista tiene serias discrepancias con el zapatismo y todo aquel que había militado, o estaba en él, corría el riesgo de ser aprehendido o fusilado, bajo estas condiciones Juana Belén fue internada en la Penitenciaría junto a Laura Mendoza, su hija de apenas 17 años. Se les formó consejo de guerra y después de 10 meses de reclusión.
En 1937 postula su idea de que la mujer debe ser primero educada, para después tener el poder del voto. Como su amigo Gildardo Magaña era gobernador de Michoacán, la invita a dirigir la Escuela Industrial Femenina Josefa Ortiz de Domínguez, realizando todo lo que había anhelado para las niñas, educándolas para ser autónomas, emancipadas económicamente, elevando su nivel de cultura, procurando que estas pequeñas que eran pobres no cayeran en la miseria.
En 1940 es despedida por el sucesor de Magaña, por lo que regresa a la Ciudad de México y escribe «Sin escalas», un poema que se dedica a ella misma y se describe como una anciana hablando de la vida desde la muerte, al año siguiente al enfermar una de sus nietas vende su imprenta en 150 pesos para costear los gastos de su recuperación, pero ella también se encuentra en mal estado de salud, por lo que se va a vivir con su hija Laura y sus otras dos nietas, sumida en la pobreza, muere el 13 de julio de 1942, fecha en que Concha Michel le escribe el poema: «Postrera oración». El 19 de noviembre de 1991 fueron trasladados sus restos a la Rotonda de los hombres y mujeres ilustres de Durango.