Editoriales

OPINIÓN

La amistad

Palabralia.

La amistad

La amistad

J. SALVADOR GARCÍA CUÉLLAR

Un amigo es aquel con quien nos relacionamos de una manera muy especial, lo consideramos distinto de los demás conocidos porque está cercano a nosotros, lo más común es que compartamos con él algún aspecto de nuestra vida o un tiempo importante de nuestro día a día.

La palabra tiene una denotación amorosa, no por atracción de géneros, sino por la proximidad y los intereses que comparten dos personas, pues amigo significa el que ama, pero no el amante en el sentido de una formación de pareja sexual, sino de relación entre iguales que se desarrolla hasta una intimidad que excluye lo corporal. Los amigos son quienes comparten experiencias, sentimientos y aspiraciones, o bien, tienen intereses tan comunes que se identifican unos a otros como personas muy semejantes debido a la cercanía.

Marco Tulio Cicerón fue un orador, político, filósofo y escritor romano. Se le recuerda por sus escritos de carácter humanista. Él escribió una obra que ha calado profundo en el ánimo de muchos lectores desde hace dos mil años, se llama en latín Laelius de amicitia, también conocido como De amicitia. En español, a veces se traduce como Sobre la amistad. En dicha obra, Cicerón nos entrega una reflexión serena y profunda sobre la relación entre amigos.

Según el ilustre orador, la amistad existe solamente entre personas nobles y sinceras. Quienes carecen de estas características son incapaces de desarrollar una verdadera amistad, porque ésta no nace del interés, sino de la virtud. No es el provecho lo que la origina, sino la admiración mutua por la bondad del otro. Él mismo vio cómo la política corrompe los afectos y cómo la ambición disfraza la camaradería. En su visión, la amistad es una elección ética, una alianza entre personas que se reconocen en su integridad moral. No basta compartir gustos o experiencias, los amigos comparten, sobre todo, principios.

Cicerón es tajante al afirmar que la amistad debe ser un fin en sí mismo, no un medio para obtener algo. "La amistad es la única cosa en el mundo de cuya utilidad todos están de acuerdo", escribe, pero inmediatamente añade que esa utilidad no debe ser la causa de la relación; la verdadera amistad es desinteresada y se cultiva por el simple placer de la compañía y el aprecio mutuo.

La amistad, según el retórico, implica simetría. Los amigos deben compartir alegrías y tristezas, éxitos y fracasos. Pero Cicerón además nos señala que no debemos caer en exageraciones. Un amigo no debe pedirle al otro que cometa una mala acción, ni el otro debe complacerlo. "La amistad solo puede existir entre hombres buenos", afirma, pues solo ellos son capaces de rechazar la inmoralidad, incluso por el bien del amigo. Este principio establece una línea divisoria clara: la lealtad a un amigo no justifica la falta de probidad.

De acuerdo con Marco Tulio, la amistad embellece la vida, la hace más llevadera, más digna.

Él no idealiza la relación entre amigos como un estado perfecto, sino como una práctica constante, una elección que se renueva cada día, y en esa renovación está su fuerza. La amistad, en la visión ciceroniana, no es un adorno de la vida, sino su columna vertebral. No es un lujo, sino una necesidad. Y aunque el mundo se transforme, aunque las formas cambien, la esencia -que consiste en el deseo de compartir la vida con otro, no por lo que nos da, sino por lo que nos revela- permanece.

Para Cicerón, la amistad no es un refugio contra el dolor, sino una forma de enfrentarlo. El amigo no nos protege del sufrimiento, permite que lo compartamos. No nos evita la caída, nos acompaña en ella. Esta concepción, tan alejada del consuelo superficial, nos invita a considerar la amistad como una forma de resistencia contra la soledad, contra la mentira, contra el olvido.

En un entorno donde lo digital está sustituyendo a lo personal biológico, el tener un amigo no virtual, sino de carne y hueso, a quien le podamos advertir su mal aliento, es un beneficio para nosotros, porque quienes utilizamos el celular, la computadora y la Tablet cada vez más horas al día, nos acercamos a la nueva soledad de personas reales. Leer De amicitia nos ayuda a retomar nuestra condición humana.

Escrito en: OPINIÓN sino, amistad, amigo, amigos

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Editoriales

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas