
La conciencia en el ejercicio del poder en México
Los elementos vinculantes entre "la conciencia" y el ejercicio del poder gubernamental se abordan desde una perspectiva filosófico-jurídica, ética y política. El poder se ejerce consciente del bien común y la dignidad humana; no basta aplicar la ley: requiere comprender el sentido y propósito de la Justicia. La conciencia frena excesos del poder evitando la tiranía con fachada de legítima. El poder consciente acepta opositores y propicia el debate respetuoso. Una sociedad consciente fortalece el control y equilibrio del poder. "El poder actual en México «nos está haciendo perder la capacidad de reconocer la realidad y relacionarnos con ella», embrollando el conocimiento consciente que cada sujeto tiene de sí mismo, sus actos y reflexiones".
El ejercicio del poder requiere conciencia-jurídica y fidelidad-constitucional, convencidos de su espíritu y contexto histórico, conscientes que solo son representantes del pueblo que buscan el bien común, lejos del interés personal-faccioso, sin formalismos-vacíos y legalismos-autoritarios; que reconocen desaciertos y aceptan que no son infalibles.
"Un poder consciente «permite ser observado sometiéndose al control social-institucional»; actúa con transparencia y rinde cuentas; construye una ciudadanía consciente «que aporta virtud-cívica y templanza-prudente» que refuerza la convivencia sana".
Analizando el gobierno de México bajo criterios de conciencia en el ejercicio del poder, este vive creando tensiones estructurales, prácticas contradictorias y construye una creciente brecha entre lo legal y lo legítimo. Provoca disonancia entre el poder constitucional como ideal normativo al aplicarlo con inconsciencia ética-jurídica y democrática. "Su discurso sobre legitimidad solo muestra un ilegal autoritarismo-arbitrario".
Nuestro poder político utiliza programas sociales con fines clientelares-electorales y facciosos, sin responsabilidad pública al no tener padrones públicos auditables; sus decisiones presupuestales centralizadas ignoran criterios técnicos y polarizan deslegitimando desacuerdos. "Usa el poder con conciencia política unipersonal, ignorando la ética-institucional".
Aunque menciona nuestra Constitución como el marco rector formal, lo reforma con facilidad erosionando su fuerza normativa; utiliza el Congreso para convalidar e interpretar jurídicamente las modificaciones del Ejecutivo con proyectos personales que ignoran el interés nacional duradero. "El texto constitucional es un instrumento del ejecutivo, sin compromiso institucional con su espíritu".
El poder que debe someterse al escrutinio de la ley 'se asume como único representante del pueblo'; simuló consulta popular para juzgar expresidentes pese a su improcedencia jurídica; militariza seguridad pública con decretos y reformas cuestionables; "desnaturaliza fuerzas armadas" asignándole funciones estratégicas para el desarrollo nacional como puertos, aduanas y trenes, aprovechándolas para negar transparencia y ocultar rendición adecuada de cuentas bajo el pretexto de la seguridad nacional. "El poder actúa con conciencia legitimadora propia, ignorando la conciencia jurídica autocrítica".
La conciencia electoral retrocede en el diálogo democrático, pluralismo y contrapesos, estigmatiza sistemáticamente críticos, jueces, académicos y periodistas; corrompe instituciones (INE, Poderes Judicial y Legislativo), despreciando organismos autónomos y sociedad civil. "La conciencia democrática es selectiva y condicionada. Se promueve cuando favorece al régimen y se deslegitima cuando se le opone".
La cultura cívica y conciencia ciudadana están en disputa al enfrentar desigualdades que limitan el ejercicio informado y libre de su participación; desinformación y clientelismo que distorsionan la deliberación pública, y la cooptación del Estado por el crimen organizado en regiones donde el poder formal ha perdido el control real del territorio.
"Nuestro gobierno vive un dilema de conciencia cívica entre la legitimidad invocada y la legalidad desplazada".
En una democracia 'la conciencia legitima el derecho impartiendo justicia. Aplica la norma, su sentido y finalidad 'sin convertir al poder en herramienta de dominación. Nuestra situación actual transita entre la erosión constitucional y la simulación democrática, desplazando la legalidad al invocar una legitimidad-ilegítima".
Se construye un desolador panorama que hace enfrentar al poder en México limitaciones internas y amenazas convergentes que comprometen su soberanía, viabilidad y permanencia como Estado.
Por un lado, la presión del gobierno estadounidense con medidas extraterritoriales de supremacía unilateral que exhiben nuestra falta de consciencia estratégica en la conducción de los asuntos exteriores, y por otro lado, la expansión territorial y funcional interna de los cárteles como poderes paralelos que sustituyen al gobierno formal. "Constituyendo dos amenazas directas a nuestra seguridad nacional y la integridad constitucional como norma de unidad política".
La combinación de sumisión-externa con EUA y cohabitación-interna reconocida públicamente con actores criminales indican que el poder en México no tiene conciencia de sus responsabilidades republicanas.
Si no reaccionamos con firmeza-institucional basada en principios y valores-republicanos desechando cálculos personales. "nuestro régimen seguirá atrapado por la intervención extranjera disfrazada de cooperación y la pérdida irreversible de su soberanía".
*El autor de esta colaboración es General de División de Estado Mayor, Maestro en Seguridad y Defensa Nacionales y miembro de la Academia Nacional de Historia y Geografía de la UNAM.