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La deuda con los migrantes

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La deuda con los migrantes

La deuda con los migrantes

OMAR ORTEGA SORIA

Durante diciembre, es muy característico encontrar una gran cantidad de paisanos, en las carreteras y lugares públicos hay vehículos con placas de Estados Unidos; el ambiente cambia y la economía local respira. Es la temporada del reencuentro con los amigos y familiares que se fueron buscando mejores condiciones de vida y que son recibidos con alfombra roja por sus remesas, pero paradójicamente, se les ha cerrado la puerta cuando se trata de tomar decisiones políticas sobre su tierra y son apenas visibles en las urnas.La realidad es fría si miramos los datos. Aunque no hay un dato cierto, se estima que más de 400,000 personas de origen duranguense residen tan solo en los Estados Unidos. Sin embargo, la brecha entre esa potencia demográfica y su peso político es abismal. La elección de 2022 marcó un hito histórico al permitir, por primera vez, el voto desde el extranjero para la gubernatura.

De ese universo de cientos de miles, únicamente 2,351 ciudadanos lograron inscribirse exitosamente para votar. Y de ellos, apenas 585 ejercieron su derecho. Para ponerlo en perspectiva: aunque fue un primer paso valioso, nuestra participación fue menor a la de otros estados con tradición migrante similar en sus primeras elecciones de gobernador, como Chihuahua (1,089 votos) o Zacatecas (654 votos).

Los paisanos no votan, no por desinterés, sino porque hay mucha burocracia y poca información. El sistema actual impone una doble barrera: no basta con tener una credencial para votar vigente, sino que el ciudadano debe registrarse en la Lista Nominal de Electores Residentes en el Extranjero en cada proceso. Este paso adicional, sumado a la desconfianza generada por climas xenófobos y a la prohibición de hacer campañas electorales fuera de nuestras fronteras, termina por desincentivar la participación. Sin embargo, hay luces en el camino. En 2022, el voto electrónico (294 sufragios) superó ligeramente al postal (291). Esto nos confirma que el futuro es digital y que la diáspora confía en la tecnología. Además, a nivel nacional, la elección presidencial de 2024 rompió récords con más de 184 mil votos desde el exterior, demostrando que cuando se facilita el acceso, la respuesta es contundente.

Aprovechando que muchos paisanos están hoy en Durango, debemos transitar del discurso a la acción legislativa. No podemos hablar de una democracia plena si limitamos la participación de nuestros paisanos únicamente a la elección de la gubernatura. La figura del Diputado Migrante es el siguiente paso: se trata de un representante que, emanado de la propia comunidad en el exterior o con un vínculo comprobable, tenga voz y voto en el Congreso local para legislar sobre las necesidades reales de la diáspora.

El voto migrante no es una concesión, es la restitución de un derecho fundamental. Si queremos que sigan invirtiendo en sus pueblos, debemos garantizarles el derecho a decidir sobre ellos. La próxima reforma electoral debe saldar esta deuda, facilitando el registro automático y garantizando espacios de representación real en el Congreso. Que estas fiestas sirvan para abrazar a nuestros familiares que regresan, pero también para comprometernos a que, en la próxima elección, su voz cuente tanto como sus dólares.

Escrito en: Pulso Electoral voto, paisanos, elección, sino

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