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La deuda devoradora: la verdad contable detrás del colapso financiero de Durango 

Columnista invitado

La deuda devoradora: la verdad contable detrás del colapso financiero de Durango 

La deuda devoradora: la verdad contable detrás del colapso financiero de Durango 

LEONARDO ÁLVAREZ

"La primera lección de la economía es la escasez: nunca hay suficiente para satisfacer a todos. La primera lección de la política es ignorar la primera lección de la economía". - Thomas Sowell (Economista y Filósofo Social)

La reciente crisis política desatada por la negativa de la mayoría legislativa de Morena a aprobar el Paquete Económico 2026 no es un capricho partidista ni una vendetta política; es, si nos apegamos estrictamente a los números, una consecuencia inevitable de una realidad financiera insostenible. El enojo del Ejecutivo Estatal contrasta con la frialdad de los libros contables: Durango no tiene un problema de ingresos, tiene una hemorragia de gasto improductivo.

La evidencia es inobjetable y reside en la Balanza de Comprobación al cierre de octubre de 2025. Los datos desnudan una administración asfixiada donde la narrativa de "trabajo y resultados" choca frontalmente con la estructura del gasto.

Lo sucedido en octubre es alarmante. De un plumazo, el Gobierno del Estado registró movimientos de egresos (débitos) por 11,222 millones de pesos en un solo mes. Sin embargo, lo grotesco no es el monto, sino el destino. De esa cifra, 7,296 millones de pesos se destinaron exclusivamente al Capítulo 90000 (Deuda Pública).

Para ponerlo en perspectiva: en un solo mes, el gobierno destinó a movimientos de deuda más del doble de lo que había acumulado en ese rubro de enero a septiembre. Mientras se pagaban o refinanciaban más de 7 mil millones en compromisos financieros, la Inversión Pública (Capítulo 60000) recibió apenas 67 millones de pesos en el mismo periodo.

Esta desproporción de 100 a 1 entre pagar el pasado (deuda) y construir el futuro (obra pública) explica por qué el ciudadano de a pie no ve reflejado el presupuesto en sus calles. No hay margen de maniobra. La realidad contable es que el aparato estatal duranguense se ha convertido en una simple ventanilla de trámite para pagar nómina (1,397 millones en el mes) y servir a la deuda, dejando la inversión real en la irrelevancia.

Aquí radica la urgencia de una reingeniería radical. El modelo actual está agotado. Un presupuesto 2026 construido sobre estas bases frágiles, sin una cirugía mayor al gasto corriente y al servicio de la deuda, sería irresponsable. La opacidad juega su rol: ¿Qué explica un movimiento de deuda de tal magnitud en octubre? ¿Fue una reestructura, un pago de ADEFAS o una corrección de pasivos ocultos? La falta de explicaciones claras y técnicas alimenta la desconfianza.

El rechazo al paquete económico no debe leerse como un bloqueo, sino como un freno de emergencia ante un vehículo que se dirige al precipicio fiscal. Durango nos queda a deber en transparencia, pero sobre todo, nos queda a deber en pulcritud administrativa. Mientras la prioridad sea el saneamiento financiero de las cúpulas y no la inversión productiva, ninguna narrativa política podrá ocultar que las finanzas del estado están, técnicamente, secuestradas por su propia deuda.

Resumen de datos clave para el lector:

Gasto Total (Movimiento Octubre): $11,222,806,708

Destinado a Deuda Pública: $7,296,106,118 (65% del flujo del mes).

Destinado a Inversión Pública: $67,753,378 (0.6% del flujo del mes).

Destinado a Nómina: $1,397,996,041.

@leon_alvarez

Escrito en: Leonardo Álvarez millones, deuda, pesos, lección

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