
La estafa oficial
Nuestra legalidad se inventó para confundir al adversario. Desde tiempos de la Colonia se crearon fórmulas que sólo entendían los letrados y permitían abusar de los demás. Esta capacidad de enredo prosperó con enjundia hasta llegar al México contemporáneo. Hoy en día, un abogado es una persona capaz de afirmar, de manera inconcusa, que alguien conculcó la ley. ¿Qué quiso decir? Eso lo debe resolver otro abogado.
El lenguaje oficioso se ha cargado de una mística tan potente que sirve para todo, incluyendo la comisión de delitos.