
La invasión de 'los angelitos'
Escucho los incansables spots oficiales, ecos del 15 de septiembre: el México grandioso, "…la tierra donde nos ayudamos entre todos", por naturaleza, solidarios. Ahora la SEMAR, tratando de paliar el durísimo golpe. ¿Cuánto nos cuestan? ¿De verdad nos fortalecen como nación?
El domingo pasado, Excélsior publicó un sólido y desgarrador material sobre la destrucción del "Gran Bosque de Agua", así se le llama. Lo conforman territorios de tres entidades, la CDMX, y los estados de Morelos y de México. Se trata de un área de bosques y lagos privilegiados, que constituyen un corredor boscoso. Como gran representante de ese bosque, tenemos al Ajusco y su sierra. Nos observa mudo desde el sur de la capital. La riqueza del Gran Bosque se desparrama hacia Cuernavaca y, particularmente, al Área Natural Protegida del Chichinautzin en Morelos, esa hermosa cordillera que baja del Tepozteco hacia tierra caliente. Malinalco en el Edomex, también pertenece al corredor privilegiado que no sólo es pulmón para decenas de millones, sino además generosísimo receptor de agua que llega a través de ríos abiertos y subterráneos. Es un tesoro de esos mexicanos que el gobierno ostenta como seres angelicales.
Desde hace décadas, el Ajusco ha lanzado gritos desesperados: la tala clandestina nos enseñó un creciente perfil sin árboles. La altura máxima de esa sierra roza los 4000 metros. El límite arbóreo del Valle de México y aledaños es más o menos ese, 4019 m. Lo vemos también el el Nevado de Toluca, el Popocatépetl, el Iztaccíhuatl. Las condiciones de humedad y temperatura varían entre ellos. Lo dramático no es poder observar el perfil de la cima del Ajusco desnudo, allí en dónde, de vez en vez se ve (veía) nieve. El drama es su rápido deslizamiento hacia sus faldas.
Excélsior documenta que el Bosque de Agua de 235 000 hectáreas alberga al 10% de la biodiversidad de todo nuestro país: 3000 especies de plantas; 350 especies de mamíferos, reptiles y anfibios y 195 especies de aves. Venados, teporingos, halcones, búhos, pumas y ajolotes. Esa "gran esponja natural", es la que permite la recarga de los acuíferos. Se calcula que el Gran Bosque de Agua suministra alrededor del 70% del agua de la CDMX, Cuernavaca y Toluca. Y además es regulador climático que captura al dióxido de carbono. La diputada morenista Judith Venegas Tapia, presidenta de la Comisión de Desarrollo Rural del Congreso capitalino, denunció la tala clandestina y dio otro dato alarmante: debido a ella "…en sólo 30 años se ha perdido 40% de la cobertura forestal…". La madera ilegal circula por las carreteras y autopistas de nuestro país y es comerciada sin algún control.
En alguna reunión anual de Transparencia Internacional, acudí a una presentación atractiva: Silvicultura (forestry) y corrupción. Si no mal recuerdo, fueron los representantes de Botsuana, una de las naciones que han logrado un verdadero salto en su desarrollo, los que presentaron sus logros. El eje, un aparato, de la dimensión de un amplificador de música, que identificaba la madera ilegal. Tan sencillo como introducir una pequeñísima muestra de la madera transportada, para que el aparato, vía DNA, mostrara la procedencia lícita o ilícita.
La diputada habló de los esfuerzos coordinados entre órdenes de gobierno, pero nada detiene la tala. Alicia Bárcena, titular de la SEMARNAT y de cuya capacidad y sensibilidad, pocos tienen duda, impulsa un convenio de colaboración. Excelente. Pero el presupuesto para las Áreas Naturales Protegidas sufrió, una vez más, un recorte. Se encuentra en su nivel más bajo en 21 años, 10 pesos por hectárea. En la destrucción del Gran Bosque, la corrupción es, de nuevo, el actor central.
Para qué desgarrarnos las vestiduras invocando la soberanía nacional, ante invasiones fantasmagóricas, cuando el estado mexicano se acaba en las Lagunas de Zempoala.
EUA no nos va a invadir, pero ya nos invadieron, pero los angelitos solidarios.