
El toro de Alamedas. Desde hace poco más de un año, se tiene registro de robo en esta escultura en el pleno corazón de las Alamedas; a dicha pieza le faltan tanto la cola como su cuerno izquierdo.
Aunque el Centro Histórico de Durango continúa siendo un punto emblemático por su arquitectura y vida cultural, la experiencia visual y urbana que ofrece actualmente se ve opacada por un desgaste progresivo que ya es visible para visitantes y habitantes por igual.
Uno de los aspectos más notorios es el deterioro del pavimento. Las banquetas presentan grietas, desniveles y bordes levantados que no solo afean el entorno, sino que representan un riesgo para peatones.
Los kioscos, postes y estructuras metálicas muestran rastros de grafiti, oxidación o falta de pintura, lo que da una impresión de descuido general.
También se han documentado casos de robo o daño a esculturas y placas conmemorativas. Estas pérdidas no solo afectan el valor material, sino el simbólico, al dañar piezas que forman parte del patrimonio histórico y cultural de Durango.
A pesar de ser un sitio con alto valor turístico y cultural, el desgaste acumulado refleja la necesidad urgente de políticas de mantenimiento, recuperación y vigilancia. Si bien el Centro Histórico sigue siendo un orgullo duranguense, también es evidente que requiere atención para preservar su dignidad patrimonial.




