
La predicción de Punxsutawney Phil
El nombre del título le pertenece a un simpático topo (groundhog, en inglés) que es esperado cada año el 2 de febrero, para ser testigos de su orientación al salir de su madriguera invernal, en Punxsutawney, Pensilvania. La leyenda dice que si Felipillo (Phil) al salir, ve su sombra, y se regresa bajo tierra, esto significa que seguirán seis semanas más de frio y nieve; si no ve su sombra, pues, a colgar el abrigo.
Afortunadamente le falla el 65% de las veces, pero esa eficiencia no impide la venta de camisetas, gorros y el arribo de turistas a ese pueblito de Norteamérica. Negocios son negocios.
La semana pasada salió, vio su sombra y regresó a invernar; sin embargo, ante la incertidumbre que vivimos, especialmente en esta parte del continente americano, la gente aún no decide si cancelar o no sus viajes a esquiar, o en México a las cabañas de la sierra de Durango, hasta no saber qué opina el Sr. Presidente del Gulf of America.
Me pregunto: ¿no nos levantamos, muy seguido, pensando con qué nuevos aranceles nos va a amenazar el presidente Trump? El martes pasado nos levantó el castigo del 25% de impuesto de exportación a todo, y ya nosotros, tranquilos (bueno, hasta el 4 de marzo) nos pusimos a trabajar, pero el domingo siguiente, durante el mismo Super Bowl, dijo que siempre sí 25% a todo el aluminio y el acero de donde venga y hacia los Estados Unidos, a pesar de que ganó en ese evento su equipo favorito. Ojalá y mañana se levante el susodicho personaje y vea su sombra y se regrese a dormir. Entre menos tiempo tenga despierto, menos oportunidad de pensar en algo más descabellado.
Esperemos que pronto se enteren que en México les compramos más de lo que nos compran de acero, y que eso podría impulsar una nueva tendencia inflacionaria.
Y ¡sí que afectan sus ocurrencias! Solo en 2024 nos compraron 6 mil 600 millones de dólares de acero, que son más del 12% del valor de todas nuestras exportaciones (y tres veces el presupuesto federal anual para Durango de 47 mil millones de pesos), y de aluminio 700 milloncitos de billetes verdes (algo compensaremos con la devaluación de nuestro otrora superpeso). Sí que necesitamos ese dinero en estos tiempos de escasez.
Con estos nuevos precios altos, que seguro surgirán para el acero, a ver cómo nos va en la producción de vehículos ligeros en 2025 (y que una buena parte se componen de acero y aluminio). Esta parte de nuestra industria manufacturera empezó a buen paso el año que inicia, produciendo 312 mil vehículos y exportando el 70%, unos 219 mil, un poquito arriba de la producción del año pasado, pero esto fue en enero, antes que saliera Phil de su hábitat subterráneo y antes de saber oficialmente del -¿fatal?- destino que nos espera en marzo 4. Claro, dependiendo cómo se levante ese día el supremo poder norteamericano y decida si, a su parecer, hicimos suficiente para controlar la inmigración y magnánimamente nos perdone la vida un rato más.
Pobres de nosotros: tan lejos de Dios y tan cerquita de Mar-A-Lago en Florida.
Ánimo.